2. Puede que las cosas mejoren o ¿empeoren?

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Ava Collins

Los huesos en mi piel se notaban, veía mi imagen en aquel espejo. Mi cabello cubriendo mi pecho, veo mis brazos sumamente delgados.

Manos empiezan a tocar mi cuerpo, presionando mis huesos con tal fuerza que siento que los van a romper.

Emito un quejido de dolor.

-No vales nada.

La voz de mi madre retumba en el baño, trato de cubrir mis oídos y no escucharla.

-¡Estas tan gorda que pareces una vaca!

-¡No! ¡Eso no importa! - grito, tratando de callar la voz que parece estar en mi cabeza.

-Sabes que si, pequeña perra - su voz cargada de furia.

Me coloco en posición fetal, abrazando mis piernas.

-No eres más que basura - vuelve a decir - basura inservible.

Siento como las manos empiezan a arañar mi cuerpo, brazos, espalda y piernas. Siento un líquido espeso correr por mis extremidades. Abro los ojos y veo como empiezo a sangrar. Las marcas anteriores en mis brazos palpitando, como si tuvieran vida.

-Solo eres débil - vuelve la horrible voz de mi madre - con tus cortes para llamar la atención - la repulsión sonando a flor de piel - ¿adivina que? Lo lograste, lograste tener la atención de tu padre, haciendo que me deje de lado, lo hiciste bien - dice con ironía.

-Yo no hice nada malo - digo con molestia.

-Existir - dice, su voz llena de odio - eso hiciste mal, no debiste existir. Yo estaba bien, tu padre estaba bien, nosotros estábamos bien antes de que existieras.

-¡Yo no pedí existir! - exclamo con odio - ¡Si no me deseabas me hubieras abortado! ¡Ni siquiera lo habría sabido! - digo con molestia, golpeo mis piernas.

-Cierto, pero ahora puedo verte sufrir - escucho como ríe con ganas.

-No puedes verme porque estás muerta - exclamo con molestia, gritándole a la nada.

-Si, pero siempre viviré aquí - siento un dolor agudo en mi cráneo, como si lo aplastaran - en tu cabeza, sabes que tengo razón - el dolor se intensifica.

-¡Noo! - exclamé, presionando levemente mi cabeza, buscando que de alguna manera el dolor cesara.

-Siempre estaré contigo.

Su voz retumbaba en mi cabeza.

-Siempre...

-¡Noooo! - exclamo, despertándome de golpe en la cama.

Siento las gotas de sudor rodar por mi rostro. Veo la ventana semi-abierta, las cortinas blancas dejan que la tenue luz de la luna se cuele en mi habitación, demostrando que aún es de noche.

Me levanto de la cama y camino a la puerta de mi habitación, tomando la perilla y girándola, abro la puerta y salgo.

Camino por el pasillo, mis pies desnudos tocando el frío suelo con azulejos negros que adornan el oscuro pasillo.

Mi pijama de un conjunto de short y camiseta de "Los Simpson" es lo unico que abriga mi cuerpo. El viento colgándose de quien sabe donde, haciéndome temblar levemente. Como si de una pequeña hoja se tratara.

Bajo las largas escaleras con lentitud. Cuando bajó por completo veo la luz de la cocina encendida. Suspiro y camino a ella. Cuando llego distingo la silueta de alguien en las sombras de la cocina.

InverosímilWhere stories live. Discover now