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Neón.

La maldita se reía de mí, miraba a Alev con coquetería y al cruzar mirada conmigo se reía.

—Policía bueno y policía malo.

—¿Eh?

—Tú bueno y yo la mala en el interrogatorio.

—¿Y no podías decir eso? —me susurra aún más bajo—. Ya te lo dije, eres rara.

—¿Quién diablos fue el que trajo un caníbal a la cueva?

—Búnker.

—¡Como sea! —me irritó— ¡Nos va a comer los putos sesos!

—Saben que susurrar gritando no funciona, los oigo —volví a verla y ella se desató riendo de nuevo—. ¡Ya! Perdón pero tu eres genuinamente graciosa para mí.

—Estas loca.

—Te veo y me da hambre —sus ojos se enrojecieron en amenaza—. Pero tengo un excelente control, ¡no se alarmen! Simplemente les pediré que saquen la loba, su sangre me distrae.

—¿La sangre de Alpha te distrae? ¡Si le pasa algo te tírate de un barranco! —la amenazo Alev.

—La chucho estaba loca y me atacó —se defendió indignada—. Esa apestosa —continuó hablando concentrada el rincón donde estaba la manada reunida—, mira... mira como me gruñen.

—Cierra la boca.

—No, no y no —se quejó agitándose en la silla como una cría—. Tengo sed, quiero orinar y ducharme, quiero dormir y luego matar a los asquerosos Hanks.

—Espera —la interrumpí—. ¿Vienes de los laboratorios? ¿Cómo huiste?

—¿Esta aparte de rara también es estúpida? —nos arqueo una ceja en desgana a mis preguntas, Alev asintió de inmediato.

—Váyanse al carajo. —Aclame a ambos.

—Ya avise —continuo quejándose la reformada—, o limpian la sangre o voy volverme realmente loca de verdad. 

—¿Qué diablos tienes con la sangre de mi loba? —habla Alev—, a la cual casi matas por cierto.

—La sangre de animal me confunde los sentidos y no me deja pensar claramente, me revuelve.

«Eso ya lo sabía así que no dije nada».

—¿Y la humana?

—Esa me vuela por completo la cordura.

—¿Y me dices que yo soy rara? —analice a la reformada más peculiar de la historia, empezando por los ojos rojos sangre que la caracterizaban—. Habla. Di que carajos haces aquí, como huiste y porque mierda tenemos que confiar en ti, de lo contrario...

—¡¿Habla o muere?! —exclama en burla—. ¿Es en serio? ¿Qué tal si quitan los putos lobos o los mato a todos. 

Me recordó el peligro de un reformado y la oscuridad que cargan. Así que le indicó al chico dorado alejar a la loba a un apartado.

—Tenemos que sacar a los lobos —dije cediendo a la situación y cerrando la puerta del área apartada.

—No se irán.

—Viste lo volátil que puede ser, tenemos que saber con que lidiamos — Alev accedió con disgusto sacando a los lobos inquietos que corrieron alrededor.

—Dijo que la sangre de animal la confunde —pronuncia pensativamente entrando—. Estabas cubierta de sangre de animal cuando te encontré.

—No quieres que te conteste eso.

Neón ©Where stories live. Discover now