Secretos ✨L. S✨LT. ~COMPLETA~

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—Te dije que te pusieras algo calentito— dijo Harry cuando Louis hizo una mueca.

—Ya, dulzura, relájate— dijo castañeteando los dientes.

—¿Cómo rayos se te ocurre ponerte unas bermudas?— se rio.

—¿Qué querías que me pusieras?— miró las piernas de Harry envueltas en unos jeans negros—. Okay, si, me equivoqué.

El rizado soltó una carcajada.

Durante el vuelo recordaron cosas que nunca había hablado en voz alta.

—¿Recuerdas el baile...?— Louis sonrió travieso.

—No lo menciones— dijo Harry con los ojos cerrados y una boquita de pato—. Aún recuerdo a mi madre observando mi foto.

—Todas la chicas tenían vestidos y los chicos eran como príncipes de cuento— se burló—. El más guapo eras tú.

Harry sonrió apenado y con las mejillas rojas.

El baile de primavera inició como la mejor idea que nadie nunca ha tenido, hasta que terminó con un par de profesores liándose debajo de las gradas del auditorio. Ojalá nunca nadie hubiera visto eso. Puaj.

Niall y Aaron habían escapado de los ojos de los asesores y echaron una botella de tequila en el ponche de frutas. Extrañamente eran los jóvenes los que mejor sabían controlar su consumo de alcohol.

—¿Qué hacen?— Zayn se acercó a ellos oliendo a marihuana, después de todo Liam no logró que dejara de fumar esa mierda.

—Esto está sumamente aburrido, estamos echando un poco de felicidad líquida en este horrible ponche— dijo haciendo una mueca graciosa—. Hace falta un poco más de ambiente.

—Ya...— asintió, posando los ojos en Liam que hablaba con Harry.

—¡Corre ahí vienen!— Aaron tomó a Niall y a Zayn, y salieron corriendo.

—¿Qué hiciste?— dijo el hermano de rizos—. Sólo sonríes así cuando has hecho algo— miró a todos lados, buscando la travesura—. ¿Qué rayos hiciste?— estaba algo fastidiado por la camisa de olanes en su cuello.

—Nada, hermanito— dijo agitado.

—No te creo... Ya quiero irme, este maldito disfraz está consumiendo mi paciencia, ¿dónde está mi Lou?— miró por todos lados de nuevo.

—Estaba fumando— dijo Zayn.

—Bien...

Esperaron sentados en la mesa hasta que poco a poco el ambiente del lugar fue mejorando, Harry se quitó la camisa que le picaba como los mil demonios y quedó en una bonita casaca roja.

—Eso es muy británico de tu parte— dijo Edmund a lado de él.

Sonrió y se alejo de él.

—Maldito idiota, ¿estaba molestándote, dulzura?—Louis le dio un gran abrazo de oso.

—No, mi amor— le dio un pico.

Las chicas enseñaban sus pechos un poco, todo dependía de la borrachera y del corsé que tenían puesto, que cada cada vez iba aflojándose más y más.

—Una orgia en pleno siglo XVII— Louis soltó una carcajada—. Vaya... que fantasía— tomó a Harry y lo acercó a él.

—Comenzaran a sospechar que están todos borrachos— dijo Harry con una sonrisa traviesa.