Cortesano

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Esto es más que un tema sexual, me dedico a vender no solo mi cuerpo, sino también mis habilidades, incluso la atención al cliente es muy importante.

Aunque bueno... Esto no serviría mucho si no fuera por mi aspecto. La belleza también está en venta.

He visto pasar por aquí a tantos clientes que ya me volví inmune a ellos y sus coqueteos. O al menos eso pensaba.

--Nunca había venido a un lugar de este tipo.

Escuché a un extranjero decir esas palabras con acento.

--Tu dijiste que querías divertirte.

--Pero... ¿Un burdel?

--No es un burdel comun y corriente.

Se escuchó una suave musica del gayageom lo que marcaba mi salida al pequeño salón. Camine con delicadeza sujetando un abanico, junto con otros cortesanos caminando con cadencia rítmica.

Dimos un pequeño espectáculo de recepción donde bailamos con abanicos. Y el gran final era enseñar de forma coqueta la clavícula al invitado principal. Gran error.

Solo cruzar miradas y nos quedamos pasmados. Era un hombre muy atractivo, con cabello oscuro y ojos azul grisáceo; con un color de piel parecido al de la canela.

--¡Dios... eres precioso!

Él hablo primero y yo solo pude dar un paso atrás y dar una reverencia con saludo.

No supe que había pasado, sentí extraño en mi pecho al ver su amplia sonrisa.

--Te dije que te gustaría este lugar-- le comento un hombre moreno a su lado.

--Olvidate del lugar. No había conocido a alguien tan hermoso.

A los demás les sorprendió que me cohibiera. Pero no podía hacer nada contra esa mirada que seguía mis movimientos, sentía que mi piel ardía dónde el posaba su mirada.

Aquel hombre pidió un espectáculo privado y no pude negarme simplemente porque... Yo también quería.

Subimos a una habitación estilo oriental, la que también es la más lugosa y cara, por supuesto. Él tomo asiento en una almohada junto a la mesa y dio unas palmaditas en su muslo.

--Ven aquí-- me instó a qué me sentará en su regazo. --Ven Seung.

Mi cuerpo tembló al escuchar mi nombre pronunciado por sus labios, pero obedecí tomando asiento sobre sus piernas. Me sorprendí por mis acciones ya que siempre soy quien tiene el control de la situación.

--Vamos a pasarla bien-- termino su frase y me sujeto de la barbilla.

No sé si por inercia o instinto, pero rodee mis brazos en su cuello. Me besó y yo le correspondi como si eso fuera algo natural; aunque nosotros ni siquiera besábamos a los clientes en realidad.

Eso fue más que placer, más que solo revolcarnos y comprometer nuestros cuerpos a la pasión. Había algo más ahí, lo supe instantáneamente cuando ninguno de los dos quería irse de la habitación.

Supe que estábamos destinados a estar juntos, cuando no me importo huir con él. Y aunque habíamos dejado una suma considerable de dinero como compensación, yo seguiría cargando con mi pasado como cortesano.

--No me importa-- dijo él cuando le pregunté. --Porque ahora eres solo mío.

My Little LoveWhere stories live. Discover now