OTRO ENEMIGO

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El pelinegro se acercó a mí y se sentó en el sillón con la bandeja en manos.

—Ven siéntate.— me invitó mientras palmeaba a su lado.

Lo miré indecisa, pero con todo este alboroto mí estómago se abrió, y digamos que lo que trajo olía muy delicioso.  Así que con paso cauteloso lo hice, sentándome a una distancia prudente, el me pasó la bandeja y comencé a disfrutar de la comida.

—Lo que sucedió hace un momento allá atrás fue una emboscada.— sin yo preguntarle comenzó a hablarme.
—Nosotros podremos ser malos, pero entre éste desastre tenemos amigos, y cuando nos tiran una daga por la espalda es difícil esquivarla.

—Fesh una trishion—dije.

El me miro mal.
—Que asquerosa, no hables con la boca llena.— me regañó y me pasó una botella de agua, tomé de ella.

—Fue una traición— dije mientras limpiaba mí boca.

—Así es Mireia— afirmó. —Termina de comer y ve a darte una ducha, yo haré lo mismo y me quedaré en el sillón por sí esos bastardos nos siguieron aquí.

Asentí, me aterraba que ese tipo se quedara aquí en mí habitación, pero más me aterraba que volvieran a entrar en la habitación y esta vez sí no pudiera salir bien de aquí.

Así que hice lo que el dijo me tomé una larga ducha, para mí sorpresa también estaba equipada ésta habitación así que no tuve que preocuparme mucho de mí ropa, aunque la extrañaba, admiré el reloj en todo el centro de la habitación y marcaban ya la pasada madrugada, y el chico no había hecho su aparición, me dispuse a dormir porque los ojos ya los sentía cargados.

[…]


—Estaba totalmente aterrada— dije tomando un sorbo de vino.

Sentí como Joong le daba ligeros golpes a su escritorio.
—Voy a matar a ese bastardo.— sonaba seguro, y cuando se trata de la familia de éste hombre las atrocidades que hace son impresionantes.

Me miró, le hice una mueca.
—No me pongas ese rostro, sabes bien que te acompañaré a cortar cabezas.

—Bien— Musitó.
—¿Kang ya lo rastreó?— preguntó.

—Si— me serví más vino, ya había acabado el que tenía en la copa, me acerqué a él y también le serví.
—Pero para acercarnos necesitamos la ayuda de nuestro equipo entero.

—Bueno de eso no hay problema.— ví como tomó el celular y escribía un mensaje.
—Le diré a Kim que me envié a Choi quiero que primero lo destroce por la manera legal.

—¿Qué harás?— cuestioné, vi una sonrisa retorcida.

—Ya verás— respondió.
—¿Song ya está interrogando a los imbéciles que atrapamos?

Asentí.
—Ve a divertirte un poco con ellos yo veré que tu hermanita no haga una locura.

—Ella es imprescindible.— sonrió, tomó hasta el fondo de la copa y se retiró de mí presencia.

Yo por mí parte dejé la copa a medias, y me dispuse a subir las escaleras hasta la habitación de la malcriada, antes me cerciore que no estuviera despierta y en efecto cuando abrí con delicadeza la puerta ella estaba con Morfeo.

Me acerqué y la terminé de arropar, pues es toda una desordenada cuando se trata de dormir, fuí hasta el balcón y abrí ligeramente las puertas para que el viento fresco entrara, pero con ello llegaron unos gritos desgarradores.

—¿Qué es eso?— preguntó somnolienta, mierda se despertó.

—No le prestes atención.— dije sin voltear a verla.

—Esas personas están gritando muy feo— dijo.
—¿Qué le están haciendo?

—Si te lo digo te asustarás— me moví hasta donde se encontraba una pequeña corneta que supongo yo ella ni enterada y coloqué una canción tranquila.
—Vuelve a dormir, yo estaré aquí vigilando.

La ví levantar su cabeza y se encontraba con el ceño fruncido, pero volvió a caer en las almohadas.

—Han sucedido muchas cosas Mireia— susurraba, sabía que no me escucharía.
—Pero no te preocupes, tu hermano se encargará de  protegerte.

Ella se movió ligeramente apretando una almohada y murmurando.
—Hermano— fué lo único que logré escuchar. 

C R I M E N [Park SeongHwa]Where stories live. Discover now