𝖦𝖾𝗇𝗌𝗁𝗂𝗇 𝖨𝗆𝗉𝖺𝖼𝗍 -ʀᴇᴀᴄᴄɪᴏɴᴇs, ᴇsᴄᴇɴᴀʀɪᴏs, ᴏɴᴇ-sʜᴏᴛs, ᴇᴛᴄ-

escenarios- Inazuma

—¿Cómo se conocieron?—

Kokomi, tu hermana mayor, se esforzaba al máximo cada día. Varias personas la admiraban y depositaban su confianza en ella; sin embargo, nadie notaba a la sombra que siempre iba tras ella. A la muchacha que se escondía detrás de su silueta, buscando no llamar la atención.

Así era. Desde siempre.

Y no te molestaba. Porque entendías que estar bajo la luz del reflector era una tarea demasiado complicada para ti. De por sí tenías problemas hablando con una pequeña cantidad de personas. Solamente podías ser tú misma con tu hermana.

Veías que Kokomi también se sentía fatigada por el trabajo, por lo que quisiste hacer algo para ayudarla. Mientras hacía nuevas estrategias con los generales y unos de los capitanes, fuiste a un espacio entre las rocas: era como una especie de mini cueva, tenía una hermosa vista y si le ponías unas cuantas linternas, muebles y libros, sabrías que sería del agrado de tu hermana.

Horas después, finalizaste tu arduo trabajo. Limpiaste el sudor de tu frente con tu antebrazo y viste el lugar satisfecho.

—Le encantará a Kokomi —dijiste para ti saliendo de ahí, y yendo a donde la habías visto la última vez planeando—. Espero que de alguna manera pueda aligerar todo el trabajo que tiene —mordiste tu labio—. Ya que yo no soy de tanta ayuda... —murmuraste desanimada.

—_______________-chan —escuchaste la voz de Kokomi, dirigiendo tu atención a ella.

Viste que estaba acompañada de un castaño. Lo habías visto en otros momentos; a veces te lo topabas por la resistencia, lo veías desde lejos dando órdenes a los soldados, o ayudando a las personas con tareas manuales.

No era que compartieron palabras entre ustedes, solo eras tú viéndolo a la distancia. Cada vez que volteaba en tu dirección al sentir tu mirada, te escondías o la desviabas tímida.

Pero la verdad es que le tenías un profundo respeto, por la manera en que se esforzaba, y le daba la ayuda a tu hermana que no podías darle tú.

Él era todo lo que tú no eras.

Y a tus ojos, brillaba como el mismo sol. O tal vez más. Solo estabas segura de que era tu modelo a seguir.

—Mira, imouto —dijo sonriéndote—. Te presento a Gorou —inclinó una mano hacia el susodicho—, él es uno de nuestros más importantes generales en la resistencia. Gorou, ella es mi hermanita menor, _______________.

—Un gusto —hizo una reverencia ante ti, poniéndote más nerviosa—. He tenido la oportunidad de habérmela topado en varias ocasiones; sin embargo, creo que no hemos tenido la oportunidad de hablar.

Negaste de manera efusiva con la cabeza hecha un tomate. Tus pensamientos eran un lío, y el que Gorou te mirara con una pizca de ternura, hacia que el pulso te retumbara en los oídos.

—Y-yo —susurraste nerviosa—, etto... cueva allá... —te encogías entre tus hombros ante las miradas curiosas de los dos presentes—. Este...

—¿_______________-chan? —la pelirroja se acercó a ti preocupada—. Tranquila. Respira y exhala con calma —no podías. Sentías que el aire se iba de tus pulmones.