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La primera vez que se vieron
Fue cuando llegaste a Mondstadt por primera vez. Tenías tan solo 6 años al entrar después de ese puente tomada de la mano de tu madre. Diluc estaba sentado en una de las sillas de la taberna, esperando a que su padre terminara unos negocios en la taberna; y te vio.
«¿Por qué tiene una venda en su ojo?»
Abrió sus ojos cuando, por consecuencia del sol, tu visión destelló en su rostro. Se dio cuenta que era una visión electro.
Cree que desde ese momento comenzó a admirarte.
Su padre le había comentado que, entre todas las personas de Teyvat, habían unas que eran como elegidas. Que eran elegidos por los dioses en Celestia y recibían algo llamado visiones, que les permitía controlar el elemento de dicha visión y eran apreciados como "héroes" en algunas partes del mundo.
La primera vez que estuvieron frente a frente
Fue porque tu madre fue a la taberna a platicar con un amigo. Eso fue lo que le dijo a tu figura de 7 años.
Varios dueños de negocios la saludaban y le hablaban, y asumiste que fue porque la conocían de hace tiempo.
Preguntaban por tu padre, pero tu madre solo sonreía y desviaba el tema. Y las demás personas insistían; aunque tu progenitora tenía una paciencia destacable y una bella sonrisa. Tú solo permanecías a su lado, leyendo tu libro.
Entraron a la taberna, y un señor pelirrojo al ver a tu madre la saludó alegre y sonriente. Se veía amable y, en conclusión, era respetuoso y buena persona. Quisiste irte a sentar a una de las mesas de la segunda planta, por lo que te dirigiste a las escaleras. Lo que no viste venir, fue la silueta de otro pelirrojo menor.
—Perdón...
Él te vio sorprendido cuando murmuraste eso y seguiste subiendo las escaleras.
Su garganta se secó un poco y quiso formar una oración, pero no pudo.
Porque fuiste tú de nuevo. La chica que había visto hace meses llegar a Mondstadt, y que le había robado el aliento y le hizo formar varias preguntas; estaba aquí, en la taberna de su padre, a solo unos escalones de distancia.
Ahora la pregunta era: ¿tendría el valor suficiente para hablarte?
Quería.
Quería con todo su ser hablarte, entablar una plática que podría resultarle agradable a ambos. Pero... ¿y si resultaba que no tenían temas en común? ¿O que no tenías ganas de hablar con él?
¿O a simple vista piensas que... no vale la pena?
Así que solo suspiró, terminando de bajar las escaleras y salir de la taberna, para dar una vuelta por las calles de Mondstadt.
