Capítulo 31: buenas noticias

464 57 8
                                    

*nota de la autora al final del capítulo para que podáis empezar ya a leer, un besooo*

LEAH

A la mañana siguiente me desperté con una gran sonrisa en el rostro. En cuanto mis ojos se acostumbraron a la luz, alcé la mano izquierda y me dediqué a observar el anillo como una idiota. Cameron aún dormía a mi espalda, su respiración era lenta y acompasada. Me deslicé fuera de la cama con sigilo y caminé descalza hasta la cocina para preparar el desayuno de ambos.

Me moría de ganas de contárselo a mi abuela, pero claro, no me apetecía hacerlo por teléfono. Dudaba que mi madre siguiera en casa, ya que siempre estaba pendiente del trabajo y no creo que hubiera cogido unas vacaciones solo para tratar de convencerme. Lo más probable era que se hubiera marchado a Inglaterra. Escribiría a mi abuela e iría en un rato, y si mi madre seguía allí vería por fin un anillo en mi dedo, como tanto deseaba. Solo que sería de Cameron y no de Kori.

También estaba Sophie, ella me había acompañado desde el primer día que pisé suelo australiano y se merecía recibir la noticia de las primeras. Me prometí que en cuanto regresara de ver a la abuela le haría una videollamada, como solíamos hacer años atrás.

Terminé de colocar las tostadas con aguacate y huevo en los platos, y sonreí al ver lo bien que me habían quedado. De acuerdo, ahora sólo quedaba despertar a...

—¿Hiciste el desayuno?

Me sobresalté al escuchar la voz de Cameron a mi espalda. Giré la cabeza y sonreí cuando depositó un dulce beso en mi cabeza antes de sentarse y probar la comida.

—Te pediré matrimonio todos los días si así cocinas siempre para mí —bromeó.

Hice una mueca antes de sentarme a su lado, tenía muchísimo hambre. Agarró el taburete en el que estaba y tiró hacia él, arrimándome tanto a su cuerpo que nuestros brazos se rozaban inevitablemente al más mínimo movimiento. No me importó en absoluto.

—¿Tienes planes para hoy? —le pregunté.

Quería que viniera conmigo a ver a la abuela, pero si no podía tal vez podríamos dejarlo para más tarde, o yo podría ir sola.

—¿Por qué mejor no me dices eso que tienes en la cabeza? —repuso divertido.

Mierda, me conocía demasiado bien. Le conté el plan, y se sacudió las migas de las manos antes de recoger nuestros platos.

—Claro que iré contigo, después podemos pasarnos por casa de mis padres.

—Sí, por supuesto.

Estaba nerviosa, no lo negaré. Sus padres habían sido muy amables conmigo, no pusieron pegas a que nos mudásemos juntos porque dijimos que seríamos "compañeros de piso". Pero de ahí a que pasara a casarme con Cameron... no sé, tal vez consideraban que era demasiado pronto. O a lo mejor solo estaba siendo paranoica y no ocurriría nada, después de los últimos días me sentía un poco tocada.

Fuimos andando hasta el vecindario. Aún era verano y se notaba en el ambiente, en el sol abrasador y en los niños correteando de camino a la playa. ¿Alguna vez tendría yo un hijo? Miré a Cameron de reojo, sabía que le gustaban, al igual que él sabía que yo los quería. Para eso definitivamente sí que era muy pronto, pero puede que debiera ir tanteando el terreno, haciendo una que otra pregunta por curiosidad.

Llamé a la puerta y esta se abrió al instante, parecía que mi abuela nos estaba esperando pegada a la ventana.

—Qué alegría, mis dos nietos vienen a verme —canturreó antes de darnos un abrazo y hacerse a un lado.

Our First RideWhere stories live. Discover now