Día 3 - Bajo la lluvia

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Harry estaba de pie cerca del lago negro mirando hacia el castillo. Ya era de noche, y si alguien lo encontraba ahí seguramente lo castigaban y le bajaban puntos a Gryffindor. Sin mencionar el resfriado que le iba a dar después de pasarse la noche bajo la lluvia.

Y todo a unos días de dejar Hogwarts.

Quizá era por eso que se sentía tan... perdido. El castillo se había convertido en el único hogar que había conocido. Ni la casa de sus tíos, ni la casa hogar de la señora Cole se habían sentido como un hogar. Ni siquiera sabía el significado de esa palabra hasta que puso un pie en Hogwarts, cuando le dieron una casa a la cual pertenecer, cuando le enseñaron todo lo que podía hacer y más.

Ni siquiera importaba que le cerraran las puertas cada verano. Tenía a Tom. Tom que lo obligaba a dejar su zona de confort y traspasar sus límites con el único propósito de demostrar ser mejor que el Slytherin (o al menos su igual). Tom que cada verano pasaba sus días con él haciendo travesuras y vengándose de los bullies de la casa hogar.

Tom que lo había sacado de su cabeza cuando creyó haberse perdido en sí mismo.

Tom, que le había mostrado que era tan fácil sentir cariño como lo era el sentir odio.

Habían decidido, entre los dos, que su relación fuera un secreto. Más que nada porque el profesor Dumbledore parecía tener algo en contra de Tom, y Harry no quería que los espiara más de lo que ya hacía, al menos a Tom. El profesor de transformaciones no era tan discreto como él creía.

Pero en unos días se graduaban y por fin podrían mostrarle a todos lo que en realidad sentían el uno por el otro. Aunque era divertido escuchar todos los rumores de su supuesto odio. Esos mismos habían resurgido cuando se anunció que Tom había mantenido el primer lugar, con Harry en segundo tan solo por tres puntos.

Podrían mostrarle al mundo de lo que eran capaces, juntos.

Tom tenía planes, y Harry lo seguiría en todo momento, apoyándolo, ayudándolo, eliminando a la competencia por él. Usando su apellido para influenciar a quiénes menospreciaran el talento de Tom solo por portar un apellido muggle, a pesar de ser el único heredero Slytherin con vida.

El último varón en el linaje Slytherin.

Eso aterraba a Harry.

Le aterraba que, cuando Tom lograra sus objetivos y fuera el mago más poderoso de todos los tiempos, se olvidara de Harry. Simple y reemplazable Harry. Harry, que llegó traumado a la casa hogar. Harry, que no podía estar en lugares pequeños y oscuros sin sufrir un ataque de pánico. Harry, que por más que se esforzó no llegó a ser igual de brillante que Tom.

Harry, que no podría darle herederos.

Aun así tenía la esperanza que Tom lo mantuviera a su lado. Si no como un amante, o un amigo, entonces como un seguidor. Su más fiel, valiente, y útil servidor.

—¿Qué haces aquí?

Harry se sobresaltó, luego se sonrojó por haberse asustado. Estaba tan perdido en sus pensamientos que no vio a Tom acercarse. no sintió la magia del otro hasta que habló. Y vaya que era difícil ignorar la esencia de Tom.

—Nada, no podía dormir —murmuró Harry, girando hacia el lago.

La lluvia se perdía en la superficie oscura, golpeando y perturbando el agua para fusionarse y volverse uno. ¿O quizá era el lago el que devoraba completamente el agua externa, haciendo que ésta dejara de existir, adueñándose completamente de su ser? ¿Alguna vez se había desbordado el lago? Harry no podía recordarlo, pero supuso que la respuesta era no. Era un lago mágico en los terrenos de una escuela mágica después de todo.

—Lo estás haciendo de nuevo —Tom murmuró, cubriendo a Harry con su propia capa —¿en qué tanto piensas, cariño?

Harry se dejó abrazar, acomodándose contra el cuerpo del mayor, y soltó un largo suspiro.

—No lo sé —Harry admitió sin apartar la vista del agua —en el futuro, supongo.

—Hmm —Tom asintió, apartando la vista del menor en favor del lago —está cada vez más cerca. Supongo que puede parecer intimidante.

—Un poco —Harry se encogió de hombros —sólo lo incierto que es.

Tom posó un beso sobre el cabello de Harry, haciendo que éste por fin dejara de mirar al lago y fijara sus brillantes ojos verdes en él.

—Lo más importante —susurró Tom, apenas audible bajo la lluvia, haciendo que Harry se acercara más para escucharlo —es que estaremos juntos, pase lo que pase.

Harry sintió un poco de sus dudas desvanecerse, pero no podía evitar seguir pensando en que algún día Tom tendría que tener hijos con alguna mujer, posiblemente sangre pura. Alguna de sus seguidoras, o alguien importante en la política para reforzar vínculos y seguidores. De ser así, no solo tendría hijos, también tendría que casarse.

Harry sintió un nudo en la garganta. Desvió la mirada.

—Sí —dijo antes de que Tom pudiera preguntar qué tenía, el mayor siempre sabía cuando algo andaba mal con Harry —sabes que siempre te voy a apoyar, en todo lo que sea necesario.

Se alegró al notar que su voz era firme y sus palabras honestas.

—Harry —Tom lo tomó del rostro y lo giró, obligándolo a verlo. Lo que sea que haya visto lo hizo suspirar y recargar su frente contra la de Harry —te amo, lo sabes, ¿no? —dijo y Harry sintió como su corazón dio un vuelco. No era muy seguido que el Slytherin hablara de sentimientos —no hay nada en este mundo ni en ningún otro que me haga separarme de ti. Siempre estuviste conmigo, y entiendes más que nadie lo que quiero lograr. Eres el único en quien confío y el único a quién escucharé si alguna vez me dices que hago algo mal.

Harry sintió lágrimas inundar sus ojos, pero no haría ninguna diferencia con lo empapado que ya estaba. Solo tuvo que levantar un poco su rostro para besar esos perfectos labios. El brazo sobre sus hombros se tensó y lo apretó más hacia el cuerpo ajeno. Sus manos subieron hasta el suave cabello del otro, y sintió la otra mano de Tom posarse en su mejilla y usar el pulgar para limpiar las lágrimas que caían lentamente.

—También te amo —dijo Harry una vez que tuvo suficiente del beso.

Tom sonrió, algo que reservaba solo para Harry, y Harry no pudo evitar reír de tanta felicidad que sentía. Salió del abrazo de su amado y lo jaló bajo la lluvia, dando vueltas y riendo y dejando que toda la energía que sentía saliera de alguna forma u otra.

Tom, un poco molesto por terminar empapado y mareado de tanta vuelta, no borraba su sonrisa. Le encantaba ver a Harry así de feliz, y si terminaban en la enfermería tomando poción pimentónica y sacando humo por las orejas durante la ceremonia de graduación, habría válido la pena.

Harry por su lado, se sentía más ligero, y ya sentía que despedirse de Hogwarts no sería tan difícil. A fin de cuentas no era su único hogar. Siempre que estuviera con Tom, se sentiría como en casa.

Evil grows in meWhere stories live. Discover now