26. Beomgyu

471 81 4
                                    


Me había estado quedando con mi madre durante la última semana y media. Aunque Tae no lo dijo, ya no me sentía bienvenido en su casa. Me sentí aún peor, porque era básicamente mi culpa que mi hermano nos encontrara esa mañana.

Dejé a mi madre en medio de la noche sin despedirme de nadie, aparecí borracho en la casa de Taehyun, y aparentemente olvidé cerrar la puerta cuando llegué a casa. Y estaba con resaca, así que no oí a Soobin entrar hasta que estuvo prácticamente en la puerta, mirándonos con mirada juzgadora.

Mi hermano todavía estaba enojado conmigo, pero sabía que con el tiempo lo superaría. Si pensaba que Tae iba a ser una distracción para mi carrera, estaba equivocado.Taehyun no quería un futuro conmigo. Al menos, eso es lo que me había dejado creer.

—¿Hola? ¿Mamá?—dije mientras entraba.

La encontré en la cocina horneando. Mamá horneada cuando estaba estresada; era algo de ella. Un plato de barras de calabaza congeladas se encontraba en el mostrador, y una bandeja de brownies se estaba enfriando en la parte superior de la estufa. Mamá estaba metida hasta el codo en un tazón, amasando lo que parecía una masa de galleta. Miré todo con aprensión.

Sonrió cuando me vió—Me alegra que estés aquí, hijo. Pásame ese frasco de harina.

Hice lo que me dijo, luego me senté en el taburete de la barra en el mostrador para verla trabajar.

—¿Cómo lo estás llevando?—Levanté las cejas hacia los contenedores, que ahora estaban apilados.

—¿Qué? Son para el almuerzo de la iglesia este fin de semana.

Rodé los ojos. Hornear era una alternativa mucho mejor que acostarse en la cama a llorar, pero aun así era mi madre y se me permitía burlarme de sus idiosincrasias.

—Así que, háblame sobre Tokyo—dijo, espolvoreando la encimera con más harina.

La llamé en el momento en que la oportunidad me fue presentada, queriendo su opinión, aunque en última instancia la decisión era mía. Pero todo eso fue antes de que Andree falleciera. Las cosas eran diferentes ahora.

—Mamá, no puedo dejarte ahora... No después de todo lo que ha pasado.

No le había contado lo de Tae y yo, le hice prometer a mi hermano que tampoco lo haría. Mamá tenía bastante de qué preocuparse. Ella no necesitaba saber sobre el drama aún cocinándose entre nosotros. Soobin aceptó a regañadientes a través del mensaje de texto, todavía negándose a hablar mucho conmigo.

—Por supuesto que puedes, y lo harás. Siempre he sabido que este día llegaría, y me he estado preparando para eso durante mucho tiempo.

Sopesaba sus palabras, dándoles vuelta en mi cabeza. Nunca me había puesto en sus zapatos, nunca consideré lo que era ser un padre, saber que tus hijos crecerían y te dejarían un día. Pero tenía razón; es algo que siempre sabes que llegará.

—Estaba bien cuando te fuiste a Seúl y voy a estar bien ahora.

Abrí la boca para argumentar, pero el fuerte pliegue entre sus cejas demostró su punto. Mi madre había vivido sola la mayor parte de su vida adulta. Mi padre no estuvo en la foto desde mucho antes de tomarla, y ella lo hizo muy bien. Todos esos años, se forjó una vida para sí misma, tirando de dos niños pequeños detrás de ella.

Mamá volcó la bola de masa en la encimera enharinada y comenzó a aplanarla con un gran rodillo de madera.

Estaba agradecido cuando conoció a Andree y se enamoró. No fue justo que solo hubiera conseguido tenerlo en su vida un puñado de años. Pero de nuevo, sabía que la vida no era justa. Fue de ella que aprendí a tomar las partes más amargas y desagradables de la vida, y convertirlas en algo productivo. Era hora de que mi mamá hiciera limonada.

—Hay algo más que quiero preguntarte...—dijo mamá.

—¿Qué?

—Tu compañero de cuarto, Taehyun.—Vaciló, pasando las manos sobre la parte delantera de su delantal.

Mi corazón latió lentamente en mi pecho. ¿Soo dijo algo? Verlo enloqueciendo esa mañana no fue fácil. Pero la respuesta indiferente de Tae hacia mí después había sido mucho peor.

—¿Qué pasa con él?

—Vi cómo fuiste con él durante el funeral. Fuiste atento, y dulce y acompañado con el hecho de que sé que albergaste un flechazo secreto por él cuando eras joven...—Mamá metió sus manos en la bola de masa una vez más—. Llámalo intuición de madre, pero tengo la sensación de que tal vez había algo pasando entre ustedes dos. Y luego de repente te fuiste y regresaste rápidamente de nuevo aquí.

—Mamá, te amo, pero no voy a hablar de mi vida sexual contigo.

Ella hizo un ruido en acuerdo.—Eso lo confirma entonces.

Rodé los ojos.

—¿Es meramente físico? Parte de mí siempre se preguntaba si ustedes dos cruzarían la línea hacia algo más que el territorio de amigos.

—No creo que él esté interesado en eso, mamá. Y, además, Soobin nunca estaría de acuerdo con ello.

—Nunca se sabe, hijo. Muchas cosas se pueden resolver con una taza de café y un poco de conversación.

Apreté el talón de mi mano contra mi sien, sintiendo las agitaciones de un dolor de cabeza.

—No importa ahora, de todos modos. Tienes razón sobre Tokyo. Siempre y cuando estés bien, no hay razón para que me quede.

Era una oportunidad demasiado buena como para dejarla pasar. Y si mamá insistía en que no me necesitaba, no había nada que me retuviera aquí. A menos que cuentes un hermano que no me hablaba, y el chico que siempre había deseado quien fue honesto desde el principio sobre lo que quería de mí, unos cuantos orgasmos alucinantes y nada más.

Mamá asintió con una pequeña sonrisa en sus labios.—Sé qué harás lo correcto, hijo. Siempre lo haces.

No estaba tan seguro de eso.

✧ROOMIES-beomhyun✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora