mafiosos

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Las gotas de la estruendosa tormenta caían con furia sobre la ciudad que nunca dormía, indicando que, tampoco la luna descansaba en aquel lugar, rodeada de fogosidad y luces provenientes de los largos edificios.

Tokio, tan embriagante y cubierta de libertinaje una vez escondido el sol. ¿Ese era su encanto nocturno? Cualquiera podría quedar hipnotizado por adrenalina que embalsaba la capital.

A más de 100 km por hora, un auto deportivo rechinaba por la ciudad a las tres de la mañana, acompañado de una resonante carcajada que cualquier trasnochador juraría que conoce esa risa a la perfección. Porque, para cualquier persona que conocía la vida nocturna de Tokio, sabía que aquel auto era el Lamborghini plateado del azabache, y aquella alocada risa pertenecía a su mujer de cabello rosa.

Sasuke y Sakura Uchiha eran los Bonnie & Clyde de Tokio. ¿Clubes? Les pertenecían a ellos. ¿Casinos? Lavaban jugosas cantidades de dinero hasta en el más pequeño casino de Tokio. ¿Droga? ¡Los Uchiha tenían la mejor cocaína de la jodida ciudad!

Ellos tenían el control de Tokio, y pobre de quien ose a meterse con su territorio, porque los Uchiha eran unos hijos de puta que se habían ganado su lugar merecidamente en el mundo oscuro de Japón.

Los altos mandos de la mafia japonesa los respetaba: sabían Sakura y Sasuke eran unos desquiciados, pero unos muy inteligentes. Oh, y claro que sí, su locura recae en lo enamorados que están del uno al otro.
No pueden verse ni más de cinco minutos porque quieren arrancarse la ropa, sin importar lugar ni hora, como si siguieran siendo unos chiquillos hormonales.

Después de recorrer la ciudad a toda velocidad, llegaron a su penthouse con sus ropas empapadas y raspones en sus rostros.

Habían metido la pata con un capo de la mafia de Kioto; no tuvieron más remedio que deshacerse de él. Al fin y al cabo, ¿quién se atrevería a vengar a un don nadie y firmar su muerte ante los Uchiha? Nadie cuerdo lo haría y lo sabían a la perfección, porque la retorcida pareja se ha encargado de enterrar sus "daños colaterales" y que todo Japón supiera que sería un error revelarse ante ellos.

—Mierda—masculló Sasuke, quitándose el abrigo empapado, dejando ver a flote como su camisa blanca de botones, completamente mojada, trasparentaba sus pectorales y abdominales.

Y aquel escenario lo apreció su amada Sakura, quien de la misma manera, su vestido rojo y corto se encontraba empapado, consiguiendo que sus curvas fueran más notorias de lo habitual.

Lo estaba comiendo con la mirada y cuando volvió su vista al rostro ensangrentado de Sasuke, se sonrojó. La pilló viéndole, como si estuviera hambrienta, y podría ser... Porque en realidad sí lo estaba.

—¿Disfrutas lo que ves?—inquirió Sasuke con voz más ronca.—Porque yo sí disfruto lo que estoy viendo... Sakura.

Sasuke caminó hacia a ella, sin importar que estuviese mojando el suelo. Tomó bruscamente la pronunciada cintura de Sakura con una sola mano, y con la otra, agarró su cuello, provocándola.

A ella le encantaba el dolor.

Y más sí el dolor se lo provocaba su esposo.

—Sa... Sasuke...—jadeó, y a duras penas pudo pronunciar su nombre, ya que el Uchiha comenzó a ahorcar su cuello, y Sakura amplió su sonrisa, fascinada.

—Te excita que te ahorque, ¿verdad? Pídemelo...—dejó de ahorcarla y Sakura frunció el ceño. La estaba provocando.

—Ahórcame...—Sasuke arqueó la ceja y su chica lo entendió de inmediato—... Por favor.

Su tierna suplica le deleitó los oídos a Sasuke.

El azabache la ahorcó, como ella se lo pidió.
Una vez más, esa sonrisa que enloquecía a Sasuke se asomaba por sus labios y la soltó, consiguiendo que la pelirrosa le aventara una mirada retadora. No se contuvo más, y poseyó aquella boca con arrebato, pasión y una lujuria que se transmitía en sus oscuros ojos.
Sus manos rodearon las nalgas de la chica, y ésta rodeó su cadera con sus piernas.

one-shots ; sasusakuWhere stories live. Discover now