Capítulo 11

482 48 10
                                    

Han pasado dos semanas desde que llegó Amber, se adaptó bien al pueblo y en el colegio. Al principio los demás chicos desconfiaban de ella, pero supo ganarse su confianza y la unieron a sus grupos de amigos e incluso invitándola a fiestas o simplemente juegos.

–¡Amber devuélveme eso!– corría detrás de la castaña que tenía en sus manos mi cámara. –¡Si la rompes juro por Dios que te daré la madriza de tu vida!–

Los alumnos que nos veían en el pasillo reían y otros abrían asustados sus ojos por mis amenazas. De un momento a otro un chico salió de la nada chocando con Amber, haciendo que cayera y juro que sentí mi alma salir al saber que mi preciada cámara valió mierda.

–¡MAIA TE JURO QUE NO LE PASÓ NADA! ¡ESTÁ ILESA NOMEMATES AHHHH!– me subí encima de ella sacudiéndola fuertemente. Tenía mi puño alzado lista para golpearla en el estómago cuando de repente sentí unas manos en mi cintura y me jalaron hacia atrás.

–¿¡Pero qué mierda sucede!?– Deena tenía en sus brazos a la idiota castaña, Katy me tenía abrazada para no ir hacia Amber.

–¡Revisa que no tenga nada mi cámara!– hablé enojada mirando a la morena, esta rápido se la quito de las manos a Gray y la inspeccionó con cuidado.

–Negativo, está en buen estado, capitán– alzó su mano poniéndola en su frente, mi novia y yo suspiramos aliviadas. Kate me soltó pero rápido agarró mi mano por el bien de la castaña.

–Gracias soldado, entreguemela y descanse– me dio mi cámara, la abracé con delicadeza para después guardarla en mi mochila.

–Expliquenos qué pasó, ahora– Katy alzó su ceja seria, Amber trago pesado escondiéndose en Deena.

–Solo quise jugar con ella– sonrió inocente mirándola, yo frunci el ceño molesta.

–Amber, sabes que su cámara es intocable, es algo importante para Mailz– la morena la regaño cruzando sus brazos.

–No vuelvas hacer eso, créeme que ni Simón te salvaría de lo que te habría echo mi novia si destruías su cámara– la pelinegra la fulminó con la mirada y agarrando mi mano nos fuimos de ahí conmigo haciéndole señas amenazantes a Amber.

Bajamos las escaleras con dirección a la cafetería, en el camino nos encontramos a Keana y Thomas besándose.

–¡Déjalo respirar!– palmee fuerte la espalda de Keana, ella chillo tocándose el labio y volteó molesta.

–¡Largate de aquí Scott!– me empujó fuerte y reí, Thomas me alzó su dedo de en medio serio.

–¿No tienen clase?– dijo revisando el labio de su novia.

–Nop, hora libre– sonreí emocionada. –¿Ustedes tampoco tienen clase?– alcé mi ceja cruzando mis brazos divertida. Ellos se pusieron nerviosos comenzando a tartamudear.

–No los molestes y vámonos– Kate me jaló rápido para retomar nuestro camino.

–¡Esperen!– nos detuvimos al instante al oír la voz de Thomas. –¿Iran al partido de hoy?–

–Es obviooo, iremos apoyarte pelinegro bobo– sonreí, mi chica asintió a lo que dije y nos fuimos. Al llegar a la cafetería nos sentamos en la mesa de al fondo, nos miramos un buen rato sin decir nada, ninguna apartaba la vista y me acerqué despacio hasta besar su nariz.

–Katy, tengo hambre– hice un puchero recargandome en ella, mi novia río acariciando mis pómulos.

–¿Puré de papa o una manzana?– chille feliz al saber que hoy hicieron puré de papa, me levanté rápido y la jale hacia los estantes de comida.

Memorias del pasado «Kate Schmidt» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora