00: Prólogo

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Tenía siete años cuando pasó...

—La voz alfa es mala, Ten. —La vieja Omega Chittaphon dijo de repente. Miró al niño en el suelo. —Somete al Omega y el Alfa se aprovecha. Cuídate de ella, niño.

Ten Chittaphon dejó los bloques de LEGO en el suelo, haciendo a un lado la torre que estaba construyendo y fijando la atención en su abuela. La anciana se inclinó y le apretó las mejillas, acariciándole suavemente mientras el pequeño y recién presentado cachorro Omega se reía.

—Eres lo más precioso de esta familia, nunca permitas que alguien te diga lo contrario.

Las velas flamearon y Ten se estremeció cuando los hombres de negro aparecieron tras su abuela. Curiosamente, él también estaba vestido de negro; todo el mundo ahí estaba vestido de negro y, además, el ambiente era depresivo, pesado e íntimo... Para un niño de siete años, las cosas no estaban tan claras. Para una anciana de sesenta, el dolor en el pecho por la desdichada perdida de los padres de su nieto, la estaba carcomiendo.

—Mamá, es hora.

—¿Él tiene que venir? —La anciana titubeó. —Sería muy cruel.

—Mamá, él tiene derecho de despedirse de sus padres.

A la anciana Chittaphon le temblaron las manos sobre su nieto. —Él no entiende lo que está pasando. Para él no significa lo mismo que para nosotros.

Ten observó con los ojos abiertos de par en par a su tío, YangYang Chittaphon, acuclillarse a su lado, sonriéndole bonito. El cachorro Omega estiró una mano al hoyuelo en la mejilla, riéndose cuando lo toco.

—Tenie... —Su tío dijo. El Omega le sonrió más grande. —¿Sabes por qué estamos aquí, bebé?

El cachorro negó, mirando a su alrededor antes de volver la mirada a su tío. —¿Me dices, tío? No veo a mamá o a papá para preguntarles.

La sonrisa de su tío se tambaleó y sintió los brazos de su abuela alzarle, sentándole sobre el regazo de la anciana y empujando delicadamente el perfil de su rostro contra su pecho. YangYang suspiro bajito, sosteniéndole una mano y jugando con sus dedos.

—Bebé, tu papá y tú mamá no... Ellos ya no están.

—¿A dónde fueron? —Ten preguntó, ladeando la cabeza. La respiración de su abuela era inestable.

—Al cielo, cachorrito. —Dijo, la voz le temblaba. —Ellos te van a cuidar desde el cielo, mi amor.

—Pero yo los quiero aquí, ¿Por qué me dejaron? —Frunció el ceño y su tío le acarició las arrugas entre las cejas con cariño, deseando borrarlas.

—De verdad, no deseaban dejarte. Fue... Inevitable.

—No pueden abandonarme. —El niño se quejó, pataleando sobre el regazo de su abuela. Inquieto. Pequeñitas lágrimas rodaron por sus mejillas.

YangYang apretó los labios, intentando domar los sentimientos aprisionados por el bien del cachorro mientras su madre enredaba los dedos en el cabello alborotado del niño, susurrándole que todo estaría bien y que se encargaría de protegerlo.

—Abuela, ¿Fui un mal cachorro? —Preguntó. Su abuela lloró amargamente en su cuello. —Puedo ser un buen cachorro, lo juro. ¡Puedo serlo y así no tendrán que irse!

—Tenie, bebé... —YangYang intentó.

—¿Por favor? —Rogó con la voz partida. YangYang se sintió derrumbar por dentro cuando los ojos vidriosos se clavaron en él con súplica. —Lo prometo. Seré bueno.

—Cariño, tú ya eres bueno.

Ten observó con ojos llorosos a su tío, Jaehyun Chittaphon, cuando le acarició la cabeza. El alfa parecía más cariñoso de lo que lo había visto nunca en su corta vida; sonriéndole suavemente paso los dedos por su melena crispada.

—La abuela te lo ha dicho antes, ¿No? —Rió. —Eres el tesoro de esta familia.

—Lo más precioso. —Le corrigió YangYang. El alfa se encogió de hombros.

—Eso también.

—¿Jaehyun Chittaphon eres realmente tú? —YangYang jadeó. Volteo a ver a su sobrino. —¿Has visto esto, Tenie? Tu tío se ha vuelto loco, no refunfuño o intento golpearme cuando lo he corregido.

El cachorro dejo poquito de llorar, limpiándose las lágrimas con la manga de la chaqueta. Riéndose bajito y alternando la mirada entre sus tíos la tristeza lo abandonó.

"Él no entiende lo que está pasando. Para él no significa lo mismo que para nosotros." YangYang acababa de entender lo que su madre trato de decirle, suspirando abatido y mirando al cachorro Omega.

Ten balanceo las piernas, su tío aproximándole un peluche gigante en forma de osito y el niño lo cogió entre sus brazos, indispuesto a soltarlo.

No lo soltó cuando todos caminaron juntos.
No lo soltó cuando se subieron al auto de su tío.
No lo soltó cuando las urnas de sus padres fueron puestas bajo la tierra.

No lo soltó cuando la lluvia lloro por él.

Ten abrió los ojos, paseando la mirada por la oscuridad de la habitación

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Ten abrió los ojos, paseando la mirada por la oscuridad de la habitación. Los colores nítidos de los rayos del sol entrando suavemente a través de la persiana.

Se estiró sobre la cama y miró el otro lado vacío y frío con ojos apacibles, sacudiendo la cabeza cuando las palabras resonaron como un eco entre las paredes caramelo.

—Lo siento, esto acaba aquí, Ten. —Le había dicho, con tono indiferente. —No pienso ir a la cárcel por ti.

Ten se encogió de hombros, apartando las sábanas y levantándose de la cama. Anduvo descalzo hasta el baño y se cepillo los dientes, mojándose la cara y limpiándose imaginarias manchas que el sueño pudo haber provocado. Se miró en el espejo después, acomodándose la enmarañada mata de cabello, rindiéndose con un resoplido divertido y llevando las manos al pijama, desabrochando los botones y dejándolo caer al suelo.

El Omega deslizó las manos por la extensión desnuda de los muslos, ascendiendo por la cadera ancha y deteniéndose en la cintura apretada. Frunciendo los labios en una mueca.

Era su tercer rompimiento en dos años y, tres meses después, aún le costaba acostumbrarse.

Nadie podía darle lo que quería y tal vez, eso es lo que lo decepcionaba más.

O tal vez... debería reprimirse un poco. Pero, pensándolo intensamente y con los retazos de sueño todavía haciendo estragos en él, se pregunta: ¿Qué sentido tendría? Fingir solo lo llevaría a la infelicidad, teniendo que mostrar una sonrisa cuando está insatisfecho.

Nunca había sido gran fan de la insatisfacción.

Se movió a la ducha. Bajo ella sigue pensando, con las primeras gotas del agua tibia empapándole el cabello.

Su primer día de trabajo y tiene la cabeza hecha un lío...

Your Voice. [JohnTen]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن