03: Entre tantos

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Entre tanto, Ten sentía la cabeza hecha un lío. El día pesado y ocupado daba paso a un dolor de cabeza que estaba volviéndolo loco; sintiendo la cabeza palpitarle y los latidos del corazón tronarle en los oídos.

El alfa lo miro con desespero y el Omega resopló, intentando calzar el mocasín lustrado con una mano mientras con la otra husmeaba en una caja de zapatos para niños, mostrándole al mocoso frente a él los de patito. El condenado niño le pateó la barbilla y Ten se preguntó, exasperado, dónde estaba la madre de ese demonio.

—¿Disculpe? —Ten retuvo un quejido, extendiendo una sonrisa amable a la clienta. —¿Tienen talla seis?

Talla... Seis. Mierda, estaban en almacén.

—Si me da unos minutos podría ayudarla.

La mujer asintió, sin parecer afectada por tener que esperar; haciendo una mueca cuando el niño le jalo un mechón de cabello al Omega, apartándose con una incómoda sonrisa. El alfa al que intentaba ponerle el mocasín también se puso poco comprensivo y Ten tuvo que soportar las quejas del cliente con respecto a que no podía ponerle el mocasín en la rodilla.

Para su mala suerte, Jeno no estaba por ningún lado, cumpliendo sus jornadas de media tarde en el almacén. El chico hubiese sido un milagro y una gran ayuda en ese momento... Siendo sinceros, cualquier par de manos en ese instante hubiesen sido de ayuda.

El mocoso al que intentaba convencer con zapatos de patito se echó a llorar. Ten estaba abrumado, pensando seriamente que la presencia de Jeno le hacía más falta de la que quería admitir. Lamentablemente, por otro lado, algunas veces se sentía incómodo con el chico revoloteando por ahí y no era nada personal, el problema era que, Jeno, con diecisiete años, lo hacía sentir avergonzado de sí mismo. Por todos los cielos. Era un adolescente con una gran bocota y poco temperamento, pero trabajaba medio tiempo porque quería tener algo en su currículum cuando saliera de la escuela y se preparará para la universidad y ahí estaba el asunto: Ten tenía veintitrés y se sentía patético por trabajar ahí para poder pagar la matrícula.

—Senol feo. —Entre hipidos el mocoso dijo. Ten intento arrullarlo con poco éxito.

De nada ayudaba, también, que su embotada cabeza estuviera perdiendo parte de su concentración en el castigo que aún no le habían dado. Las palabras del CEO Suh no habían sido muy tranquilizadoras, además, que el señor Han tampoco le dijera nada no ayudaba a que las dudas fueran menos abrumadoras.

El alfa gruñó. Ten volvió a su realidad con una sonrisa plástica.

Suspiró, definitivamente cansado. Si era cierto que Ten no tomaba buenas decisiones cuando estaba frustrado seriamente eso no era un impedimento para aún así no tomarlas, ¿Cierto?

Mientras recordaba lo cierto que era el Omega soltó el zapato de patito, girando su entera atención al alfa que lo observó con una mueca horrorizada por la fatal sonrisa. Ten calzó el mocasín con un golpe y apretó amablemente el tobillo del cliente, soltándolo poco después y volviéndose al niño que no paraba de chillar como si le estuvieran cayendo a palos.

Rebusco inteligentemente en la caja de zapatos para niños y alzó un par de superhéroe.

Oh, el niño amo a Superman.

—¿Te gustaría volar? —Ten dijo, la sonrisa paso de escalofriante a diabólica.

El niño asintió suavemente...

Con el cachorro aferrado a la espalda corrió al mostrador, cogiendo el teléfono sobre la mesa y descolgándolo con rapidez. Miro a la señora que esperaba pacientemente y le regaló una sonrisa menos horrible.

Your Voice. [JohnTen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora