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Estaba en su habitación comprobando que no le falte nada en su equipaje, como se iba a ir bastante tiempo, quería llevar todo lo necesario, mejor que sobre que falte. Iba de un lado a otro buscando si algo le faltaba, pero según ella ya tenía todo, pero se le prendió el foco, y recordó algo.

Fue rápidamente hacia su armario y lo abrió, rebuscó entre todas las cosas de allí: Ropa, chalecos, suéters, zapatos viejos, un poco de todo. Hasta que los encontró en el fondo del placar, sus botines. Pensó más de 2 veces en si llevarlos o no, pero finalmente decidió que si, no tenía ni idea de que tramaba Ego, pero por las dudas, los iba a llevar. Los metió en su maleta, y la cerró, suspiró cansada mientras se limpiaba el sudor de la frente.

── ¡Señorita Arleth!, el auto ya está esperando afuera ──. Le aviso María tocando la puerta de la habitación.

── ¡Voy enseguida! ── avisó.

Agarró su equipaje que contaba en una maleta de tamaño mediano, 2 bolsos bastantes grandes y una mochila de mano. Abrió su puerta en donde se encontraba María esperándola para ayudarla a bajar el equipaje por las escaleras. Llegaron a la planta baja en donde también lo esperaba su padre.

──Estoy lista ──. Dijo mientras se colocaba su abrigo.

── ¿Llevas todos los medicamentos? ── le preguntó, Arleth asintió. ── ¿Tú respirador? , ¿Ropa abrigada? , ¿El estuche de tus anteojos? , ¿Botiquín? ── preguntaba repetitivas veces haciendo que la joven soltara una risa.

── Llevo todo papá, no te preocupes ── le aclaró mientras se acercaba a darle un abrazo, cosa que el hombre obviamente aceptó.

── Por favor, cuídate Arleth ──. Le pidió mientras acariciaba el cabello negro de su hija. ── Si no te sientes cómoda por cualquier cosa que sea, llámame y yo inmediatamente te sacaré de ahí ── le avisó mientras se separaba de aquel abrazo y le agarraba el rostro.

Arleth agarró las manos de su padre, que estaban colocadas en sus mejillas. ──Estaré bien papá, cualquier cosa, llamaré ── dijo.

El hombre solo sonrió y procedió a agarrar el equipaje y llevarlo al auto que esperaba afuera. ── Cuidate, María ── le pidió Kawaragi mientras le daba un leve abrazo a la ama de casa.

—Ay no, por favor señorita, cuídese usted, espero que esta experiencia la ayude a despejarse, le prometo que cuando vuelva la estaré esperando con su comida favorita ── le dijo, Arleth sonrió y asintió.

Se despidió de la mujer y salió hacia afuera de la casa, en donde su padre terminaba de cerrar la puerta del baúl del auto ya habiendo guardado todo. Él le dio un último abrazo a su hija.

── Cuidate hija, asegúrate de pasarla bien── le pidió por última vez, ella asintió. La misma abrió la puerta de aquel auto para subirse, pero antes de cerrarla, le pidió algo a su padre.

── Papá, si llega a venir mamá, mandale saludos de mi parte ──. Él hombre abrió levemente sus ojos.

── Esta bien Arleth, no te preocupes ──. Después de decir eso, Kawaragi cerró la puerta, y antes de que el auto se pusiera en marcha, saludo con la mano a su padre mientras le daba una leve sonrisa, él repitió la acción y finalmente el vehículo arrancó, haciendo que Arleth perdiera poco a poco la vista de su padre.

Se enderezó en su asiento mientras suspiraba, sacó su teléfono de su bolsillo y enchufó el cable de los auriculares al mismo, iba a hacer un viaje largo, claramente se iba a aburrir y no estaba en sus planes dormirse.

Puso en play la música mientras veía por afuera de la ventana, se estaban dirigiendo a una carretera en donde literalmente había solo puras montañas y cerro, le pareció extraño que el establecimiento de Blue Lock se encontrara en un lugar así. Apoyó su cabeza en el vidrio y se dispuso a disfrutar en la música que sonaba en sus oídos.

𝙚𝙨𝙩𝙞𝙢𝙪𝙡𝙤 | 𝓑𝓵𝓾𝓮 𝓛𝓸𝓬𝓴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora