HOUSE OF CARDS | Draco Malfoy ✓

twenty three

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CAPÍTULO VEINTITRÉS

—¿Hola?—Theo tartamudeó, el puro shock todavía cubría los pliegues de su frente.

Penélope no pudo evitar ocultar su vergüenza en el rincón del cuello de Draco, sus propios brazos protegiendo su piel desnuda con lo que tenía.

—¡Fuera!—Se burlizó, agarrándose a la varita a su lado antes de cerrar la puerta en la cara de Theo con un fuerte golpe.

—¿Ay?,—Se escuchó un gemido apagado en el otro lado.

Las mejillas ardientes calentaban las clavículas de la rubia; sus propias yemas de los dedos acunaban su columna vertebral mientras trataba de calmar su pánico.

—No somos muy buenos para ser reservados.—Draco se rió sarcásticamente.

El calor de su pecho se tragó su pequeño marco. Le hizo preguntarse cómo podría encontrar humor en un centro de atención como este.

Primero Parkinson, quién afortunadamente no había dicho una palabra, ¿y ahora Theo también?

El pobre muchacho vio peor que lo que hizo y Penélope no estaba preparada para el interrogatorio.

Tal vez porque Theo estaba allí cuando Ron y ella coquetearon, él estaba allí cuando Draco juró no tocarla, pero allí estaba en todo su esplendor.

Haciendo exactamente lo contrario.

Solo uno esperaría guardar el silencio como lo había hecho Pansy. Pero de nuevo, Pansy tenía más respeto por la privacidad.

Theo era como una sanguijuela. Una chica del chisme en su adolescencia. Peor que Reeter Skeeter uno podría imaginar.

Cualquier cosa para satisfacer la adrenalina de la dopamina.

—Si este es tu pésimo intento de hacerme sentir mejor, estás haciendo un trabajo de mierda.—Penélope puso los ojos en blanco internamente.

Un estruendo se rió, extendiendo sus labios sobre sus mejillas enrojecidas, —Bueno,—Malfoy comenzó, —Tal vez tenga que follarte de nuevo una vez que termine de hablar con él.

—¿Te gustaría que eso no?

—¿No es así?

Penny se inclinó hacia atrás, la almejía de su piel regordeta en su separación y en el momento en que sus ojos aterrizaron en Draco, juró que podría venir por su cuenta.

Las marcas de arañazos grabaron su pecho con grandes pecas de las descargas eléctricas. Su cabello, desordenado y separado en las raíces.

Labios hinchados y un rosa fucsia profundo, piel brillando contra los contornos de la luz oscura exterior. Se veía desaliñado, pero por Dios parecía hipnotizante.

—Suficiente por hoy.—Se burló, mordiéndose el labio inferior sabiendo que no se deslizaría junto a él.

—No creas eso por un segundo, amor.—Draco sonrió, torciendo una hebra suelta de sus manchas rubias sucias detrás de la cáscara de su oreja. —Iré a hablar con Theo. Descansa. No tardaré mucho, te lo prometo.

Presionó un delicado beso en sus labios; un beso demasiado embriagador, cayó bajo el hechizo de profundizarlo, obligando a Penélope a retirarse con una sonrisa inocente.

Penny asintió hacia la puerta. —Theo está esperando...

Acercándola a él, sus labios rozaron los suyos y su sonrisa se ensanchó, —Estoy pensando que Theo puede esperar un poco más...