Capítulo 1

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Desde mi habitación podía oír sus gritos. Sus llantos, las peleas constantes, y los descontroles eran algo a lo que ya me había acostumbrado hacía muchos años. No es como si no me afectaran en lo absoluto, pero supongo que mi mecanismo de defensa había creado algún tipo de escudo protector para que mis padres no continuaran jodiéndome la vida.

Sin embargo, de una forma u otra, siempre parecían ingeniárselas para lograrlo. Después de todo, el muro construido a mi alrededor no contaba con la resistencia necesaria como para tolerar a aquellos dos.

Volteé hacia el reloj sobre la mesa de noche y bufé.

¿De qué importaba saber qué hora era si el sol nunca se aparecía? Todos los días eran noches eternas, pero con una rutina estipulada. Al menos, yo tenía una que me mantenía ocupada y alejada de mis padres por el tiempo que me era posible.

Cerré mis ojos mientras que llenaba mis pulmones de aire. Este calvario llegaría a su fin algún día. Y ese día llegaría cuando tuviera el dinero suficiente como para marcharme de este odioso pueblo.

Arrastré mi cuerpo fuera de la cama, cambié mi pijama a un vestuario más apropiado y me llevé los audífonos a las orejas, permitiendo que la música me invadiera y me aislara del mundo real. La canción de Melanie - 'Brand New Key' sonaba como cada mañana, mejorando mi humor de una forma abismal, e instalando una inmediata sonrisa en mi rostro.

No acostumbraba a escuchar música de los años setenta, pero debía admitir que algunas canciones de época tenían la capacidad de remover aquella molesta espinilla de la piel. Dos minutos y veintisiete segundos podían transformar mi día por completo... Hasta que me tocaba regresar a la realidad.

—¡Oye! —mi madre me removió los audífonos de un brusco movimiento. Su maquillaje corrido, sus mejillas húmedas y su mirada yendo de mi padre hacia mí sólo me dejaba en claro que, una vez más, intentarían volver a involucrarme en sus batallas —. ¡Estoy hablando contigo!

Me volteé hacia mi progenitor y, con sigilo y lentitud, su cabeza se movió hacia la puerta principal, indicándome que me marchara, que él se haría cargo de mi madre.

—No olvides tu medicación, mamá —le recordé antes de regresar con Melanie.

—¡No la necesito! —Alcancé a oírle gritar, por lo que le subí más al volumen de la canción.

Sí que la necesitaba. Yo necesitaba que la necesitara para llevar una vida digna.

La nieve que había cubierto las calles hace unas semanas atrás ya había comenzado a desvanecerse casi en su totalidad. Tan sólo quedaban algunos charcos de agua con restos de nieve y el frío ya no congelaba mi piel hasta hacerme tiritar.

Aquello sería de maravilla para mi madre. El hecho de que el sol sólo saliera una vez al año había empeorado su enfermedad... O eso decía mi padre. Mudarnos al pueblo de Lumen no había sido una elección que fui capaz de tomar, no con seis años de edad. De haber podido hacerlo, jamás hubiese escogido como destino este sitio.

—Aislarte del mundo mediante música es un remedio temporal, Ossy —mi mejor amiga se apareció como cada mañana, y posó uno de sus brazos sobre mis hombros, atrayéndome a su cuerpo con una sospechosa mueca en su rostro —. Esta noche podría ser una solución a muchos de tus problemas.

Rodé mis ojos —, El alcohol y las drogas también son soluciones temporales, Zara. Además, sabes que no me gustan esas mierdas. La música es la única adicción que me permito.

—Puede que esas mierdas sean lo único que necesites para sobrellevar tu situación.

Yo sólo necesitaba dinero y una nueva vida. Sabía que me las arreglaría de maravilla si tenía aquello. Y, como si hiciera falta recordármelo, aquellas porquerías no harían más que cavar mi propia tumba de sufrimiento eterno.

Noches Oscuras © [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora