Capítulo 17

205 16 3
                                    

Una cama. Cedric y yo. Ambos a medio vestir pero sintiéndome más cómoda de lo que alguna vez hubiese imaginado volver a sentirme con un hombre. Uno de sus brazos reposaba a un lado de mi cabeza y ni todo el cansancio del mundo me quitaría las ganas de estar aquí con él.

Ahora era mi turno de disfrutar de una forma distinta. Cerré mis ojos y estaba preparada para dejarme llevar por cada una de las sensaciones que estaban a punto de abatirme.

—Lo mío son más las palabras. —Alcancé a oírle decir y lo observé, alarmada.

¿Eso quería decir que no volvería a probar sus labios?

Como si hubiese leído mi mente, recibí un profundo beso que me dejaría satisfecha por los próximos minutos.

—Eres lo más bonito que he visto. —La intensidad de sus palabras sonaron con más fuerza al tener su rostro tan cerca del mío.

Chamuyo barato, como diría Emilia. Hubo un tiempo en el que aquellas palabras sí me habrían engañado, pero ya no.

—No es cierto.

—Lo eres desde mi perspectiva —añadió, despejando mi rostro de cualquier rastro de cabello que estuviera de intruso —. Y no hago referencia meramente a lo físico.

Con la autoestima destruida hace tiempo ya, me era difícil creer cualquier palabra positiva que se dijera sobre mí.

—Recuerda que yo no miento, sólo oculto información —me remontó al día en que traíamos a Ollie ebrio al hotel —. No podemos ser atractivos ante los ojos de todo el mundo, Ossy, pero tú superaste todas mis expectativas.

No sabía cómo es que lo hacía, para cada una de sus palabras lograban convencerme de inmediato. Ahora mismo me sentía la mujer más hermosa del planeta por su culpa.

—Tu sonrisa —comentó con ilusión y una inexplicable vergüenza, ocultando su rostro en mi cuello —. Joder. Hasta me entran ganas de mearme en los pantalones cada vez que me sonríes así.

El estallido de risas no tardó en apropiarse del silencio de la habitación. Sin importarnos lo tarde que fuera, reímos como si fuéramos los únicos en el hotel.

En verdad había extrañado esos días en que mi risa era real. Genuina. No una que fuera forzada, que se viera obligada a mostrarse al mundo para evitar preguntas sobre mi estado emocional. Por primera vez en mucho tiempo, podía decir que la barriga me dolía producto de las carcajadas provocadas por Cedric.

—Creo que he hablado de más —dijo, en tanto nos recomponíamos.

Negué. Lo que acababa de hacer no hacía más que demostrarme que no había motivo por el cual debiera tener vergüenza con él, así como él tampoco la había tenido hace unos minutos atrás.

—Gracias. —Mi respuesta lo tomó desprevenido —. Suelo pensar todo antes de hablar por temor a que vayan a juzgarme. Me alegra que te hayas sentido lo suficientemente cómodo conmigo como para no hacer lo mismo.

De alguna forma, su plan de disfrutar los pequeños detalles de forma verbal estaba funcionando muy bien.

Tras encontrarse perdido en mis labios durante unos segundos, regresó su mirada hacia mí.

Presioné mis labios con fuerza. Desearía que me hubiera besado. La dosis que me había dado hace unos minutos atrás ya se había agotado.

—El brillo en tus ojos —continuó —. No puedes verlo, pero es algo mágico. Sucede cada vez que hablas sobre tu sueño o algo bonito pero que has tenido que coger valor para hablar sobre ello.

No. Por supuesto que nunca antes lo había notado, pero tampoco nadie más que él parecía haberlo hecho. De otra forma, supongo que me lo habrían dicho.

Noches Oscuras © [PAUSADA]Where stories live. Discover now