1. mancha de café, hay mejores comienzos

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Harry se apoyó contra la vieja madera que poseía la cafetería y suspiró profundamente. Detrás de la barra la sala seguía viéndose diminuta. Unas pequeñas mesas de mármol llenaban el vacío rodeadas de unas sillas de madera que no está seguro si podrían soportar mucho peso sin arruinarse.

Unos cuadros en blanco y negro de cuando la cafetería fue abierta adornaban las paredes marrones. La lámpara era claramente vieja, seguramente ya era considerada antigua cuando su abuela la colgó.

Pasó sus dedos por su despeinado pelo y se motivó internamente. Debía mantenerse fuerte si quería que este negocio fuera hacía algún sitio.

☕️
11:32
Lunes

-¡Azúcar por favor!- una voz chilló por encima de las voces que hablaban en la cafetería. Cuando le dio el paquete de azúcar a esa mujer se giró rápidamente. De reojo ya veía las miradas asesinas que le lanzaban la pareja en la mesa a la izquierda.

Fue a hacer los dos cafés rápidamente mientras soplaba el mechón de pelo que le molestaba en su cara. Cerró los ojos apoyándose en la barra mientras escuchaba como el café acababa de servirse. No duró mucho la atmósfera de descanso cuando los cafés se terminaron de preparar y fue a servirlos intentando no derramarlos.

La pareja los recibió con una mueca de desagrado y Harry tuvo ganas de sacarles la lengua. La mujer miró a su respectivo cortado y murmuró. -Era con leche.

Harry cerró los ojos con fuerza y murmuró un "lo siento". Seguidamente cogió la taza y se giró con rapidez sin percatarse de que había alguien caminando hacia la dirección contraria a la suya, haciendo así, que chocara contra el pecho del desconocido.

-¡Perdón!- dijo levantando la mirada levemente.

-No te preocupes, yo— el desconocido no siguió cuando vio que el chico de rizos ya se había ido con rapidez a seguir con su trabajo. Ladeó la cabeza y sonrió mientras negaba.

Volviendo al chico con rizos, no podría ser llamado así por mucho tiempo, seguramente se los arrancaría si seguía a este nivel de estrés. Había estado repitiendo como un mantra el pedido de la mesa siete porque había perdido la libreta de notas. Obviamente, a la séptima vez que lo repitió se distrajo con su propia sombra y se le borró completamente de la mente.

Respiró profundo y volvió a la mesa. -Perdonen las molestias, podrían repetirme que habían pedido.- pronunció con una cara de pena intentando que los clientes no le gritaran. Era una persona sensible, si le gritaba una sola persona más en ese día juraba que iba a llorar.

Una vez les sirvió se dirigió a la mesa detrás de la suya. Un hombre de su edad, quizás un poco más, de ojos azules y facciones afiladas. Era el chico con el que había chocado antes. Bajó su mirada al traje del hombre con una corbata azul marino y... una mancha marrón. Oh, una mancha de café.

-Dios, yo... ¿Hice esa mancha verdad?- preguntó estampando su mano en su frente cerrando sus ojos con frustración. 

Una pequeña risa en forma de silbido salió del hombre. -Puede ser. - un largo "uhh" avergonzado salió de Harry y el hombre no pudo evitar soltar una fuerte risa. -Mucho trabajo para una sola persona. Lo entiendo.

Harry entrecerró los ojos sonriendo, el hombre sonrió más amplio. -Gracias...

-Louis, Louis Tomlinson.- se pasó la lengua por su labio inferior antes de preguntar. -¿Y tú? Creo que "camarero rizado" es muy común como para pensar en ti con ese título.

the way he dances blues Where stories live. Discover now