∞ Cap 16 ∞

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Capítulo 16

Mew no creyó que fuera buena idea mencionar lo de los girasoles como el motivo por el cual sabía su dirección. Estaba en terreno peligroso y no sabía cómo actuaría Gulf ante lo que iba a preguntarle. Lo dejaría creer que siempre fue su hermano Lael él que se los enviaba, después de todo, el siguiente cumpleaños no habría dicho obsequio a la puerta de su departamento. Ya no más.

- Tu información está en el expediente de Hazard – y era verdad. Agradeció por haber pensado en un escape rápido a esa pregunta.

- ¿Y qué estás haciendo aquí? – preguntó Gulf un tanto nervioso. Ayer, no habían quedado para verse, incluso sintió su despedida como un adiós para siempre y durante todo el día no había dejado de pensar que tan solo quedaban cinco días para que Mew volviera a California y que no tenía ninguna excusa para verlo.

Mew no sabía cómo empezar la conversación del tema que lo había llevado hasta la puerta del lujoso departamento de Gulf. Ni siquiera había planeado lo que iba a decirle, no había tenido cabeza para eso, simplemente había terminado su jornada y al salir de Petfriends caminó hasta el hogar de su ex pareja, con los nervios revolviéndole el estómago. Suspiró tratando de encontrar la manera de abordar el tema con Gulf, pero solo eso fue lo que salió de su boca.

- ¿Se trata de Hazard? – cuestionó Gulf al ver que Mew no decía nada.

- No – el mayor se mordió el labio inferior antes de seguir hablando – en realidad, tiene que ver con... con que hayas tomado la llamada de Zack y... no me lo dijeras – soltó al fin.

La sorpresa de Gulf era evidente a través de su semblante, sus ojos se habían ensanchado y su boca se abrió ligeramente pero ninguna palabra salió de ella. Mew lo había descubierto, y más pronto de lo que había pensado. Incluso creyó que pasaría ese detalle por alto y que no lo buscaría para encararlo. Claramente se había equivocado, que ingenuo.

- Pensé que era una llamada de emergencia – se excusó Gulf poniéndose a la defensiva pues no sabía que tanto le había dicho Zack a Mew.

- En realidad no me molesta que hayas contestado, bueno yo... no estoy molesto por nada – explicó Mew – solo quiero saber por qué no me diste el recado de Zack –

- ¿Perdiste el piso? – Gulf ignoró la pregunta del mayor.

- Eso es lo de menos – respondió Mew – no voy a negar que era una gran oportunidad, pero conocer las razones por las que ocultaste la llamada con Zack es lo que me tiene aquí – bajó la mirada para tomar el valor suficiente para preguntar lo que tanto venía postergando – Tú... ¿Me... me odias?

Una vez su madre le dijo que odiar a alguien significaba sentir el deseo de producirle un daño o querer que le ocurra una desgracia. Y si lo pensaba detenidamente, a pesar de todo, no era su intención que Mew sufriera. Es verdad que lo aborrecía y tenía mucho rencor hacia él, pero su desprecio no era tanto como para actuar en contra suya, aunque se lo mereciera. Pero la angustia y la humillación que el mayor le había hecho pasar era algo que no podía perdonarle. ¿Cómo? ¿Cómo hacerlo cuando le había dolido tanto? ¿Cómo superar aquella pena, aquel dolor, aquel calvario? No había forma. Y el agradable fin de semana que habían pasado juntos no significaba que las cosas entre ellos iban a cambiar.

Recordar aquel veintiséis de enero, cuando Mew no se presentó frente al altar, lo hizo volver a sentir todo ese dolor.

- Sí – respondió con brusquedad sobrecogiendo a Mew ante la directa y brutal respuesta – no tienes idea de cuánto te odio Mew Suppasit – repitió Gulf para que le quedara claro. En ese instante notó que Faye llegaba a su departamento y observaba en completo silencio la escena, lo que erróneamente lo hizo sentir soberbio, cínico y arrogante – cuando tu estúpido amigo me dijo sobre el piso que buscó para ti, pensé que sería una buena idea hacer que lo perdieras – el menor sonrió con malicia – pero no pongas esa cara de perrito callejero pidiendo amor Mew, no te queda – le dijo en tono de burla cuando notó que la expresión de Mew había cambiado y sus ojos se habían cristalizado – lo que yo te hice no tiene comparación con lo que tú me hiciste a mí – el mayor pasó saliva y apretó la mandíbula para no llorar delante de Gulf, pero era verdad lo que decía, su estupidez no se comparaba con la pequeña "travesura" que su ex le había hecho, pero joder, sus palabras dolían muchísimo – ojalá no puedas encontrar nunca un piso que se amolde a tus necesidades y por ende pierdas todas tus estúpidas pertenencias que no sirven para nada – vale se estaba pasando pero no podía parar, de alguna manera necesitaba sacarlo todo – ojalá lo pierdas todo Suppasit, para que vivas la angustia y el dolor de tener todo y luego no tener nada –

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