~CAPITULO 40~

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SAMUEL

Dos semanas después...

Han sido dos semanas extraordinarias a decir verdad.

Kayli y yo nos la hemos pasado follando en grande.

¿Quién diría que nos complementamos como dos piezas de rompecabezas?

Hemos disfrutado no sólo en la cama, sino que también en nuestra convivencia. Ella ha ocupado un hueco muy grande en mi corazón. A pesar que son nuevos sentimientos encontrados en mí, no puedo evitar tener algo de miedo, realmente no quiero cometer algún error que luego me cueste todo lo que pudimos construir en este pequeño lapsus. Siempre está ese miedo en lo profundo de mi ser, de lastimarla o hacerla sufrir; que ella se aleje de mi lado.

¿Por qué? Fácil, aunque no se lo diga, mi chaparra de ojos miel, ella hizo que la... la quiera muchísimo. No soy de ser demostrativo en relación a los sentimientos y eso conlleva a que no pueda expresarles estos. Pero trato de con mis acciones demostrarle o bueno al menos que los entienda.

Es con la única persona que he llegado a desarrollar esta clase de química y confianza. Ni con Maia me me solté tanto.

Volviendo a mi realidad, un hijo de su puta madre, descartando a su mamá obvio, me quiso estafar. Como odio que me quieran ver la cara. El muy estupido se pensó que no me daría cuenta que gran parte de las donaciones obtenidas por el desfile, estaban siendo desviadas a una cuenta fantasma.

Es agotador la verdad ver que se quieren hacer los súper inteligentes, hackers, magos por obra de arte con su varita mágica. ¡Ja! Ni siquiera pueden levantar su varita de abajo y piensan ser más listos. En serio que se pasan.

Tocan la puerta y veo entrar a Kayli media somnolienta y refregandose sus ojitos bellos. Me da tanta ternura que no puedo evitar sonreír como un estupido. Trae puesto una de mis camisetas, ya se le ha hecho costumbre llevarlas, pero me encanta como le quedan. Es más, la veo así y mi mente perversa sale a relucirse.

—Buen día—dice algo tímida mientras se acerca al lado mío.

¿Cómo no debe estar algo avergonzada con lo que pasó anoche?

El tema es que le vino su regla hace unos días atrás y recién ayer se le terminó y claro a pesar que fueron algunos días, para mí fue una eternidad, entonces ayer liberé mis hormonas como me fue más posible. Al menos me siento bien ya que le puede dar cuatro orgasmos intensos y no fui tan poca cosa para ella. Como se lo merece.

Cierro la laptop de mi escritorio y giro un poco la silla giratoria.

— Mierda de día, pero con tú sola presencia se mejora.

—¿Tan malo es para que estés así?

— Sí, todo mal pero ya está todo arreglado.

— Me alegro— Sonríe—.¿Desayunaste?

— No, llegaste justo.

— Entonces, iré a preparar el...

Fue interrumpida por mi móvil, le hice seña que esperara un momento mientras hablaba. Asintió y miraba con curiosidad los papeles sobre mi escritorio.

— Dime, Ethan...

Sam, ya conseguí que hablara.

— Genial, avísale al abogado.

Vale, amigo. Fue muy fácil engañarlo al desgraciado, use la técnica de...

Mientras hablaba con él, Kayli se sentó en mis piernas y parece que no se daba cuenta que cuando se movía hacía fricción con mi entrepierna, haciendo que me pusiera duro. Apreté su cadera con mi mano libre y me miró asustada.

Contrato de la Felicidad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora