CAPITULO 26

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- ¿A qué es muy guapo? Tiene un nuevo piano que le han enviado desde Italia

Hermione se mordió el labio inferior para no abrir la boca ante la absurda declaración de Ginny. Aunque estaba agradecida de que la fascinación de su amiga por lord Draco pareciera estar desapareciendo, ahora se había enamorado de otro caballero igual de inútil: lord Zabini.

- Está hasta el cuello de deudas de juego -murmuró Hermione

- ¿Cómo lo sabes? -abrió los ojos como platos.

- Porque está bailando. La semana pasada, cuando regresaba de la sala del excusado de las damas, oí que decían que le han prohibido participar en cualquier partida de naipes hasta que satisfaga todos sus pagarés. Como esta noche sigue bailando, supongo que tiene que volver a congraciarse con el resto de los caballeros.

Movió el abanico, disfrutando de un breve descanso del baile. Se preguntó seriamente su preocupación por aquella situación. Bailar ya no le suponía mucho placer. Cada evento acercaba más el final de la temporada y su oportunidad para asegurarse el futuro.

- Entonces, ¿crees que no debería...?

- Exacto -la interrumpió sin miramientos. Se negaba a volver a correr detrás de su amiga-. O al menos, pon como requisito que os caséis en una iglesia.

Ginny se sonrojó casi al instante. Entonces un lacayo se acercó a la joven castaña, silencioso, con una bandeja de plata en su dirección.

- Disculpe, lady Hermione, pero aquel caballero me ha pedido que le entregue esto.

- Gracias -replicó, cogiendo el papel doblado que reposaba en la bandeja.

¿Le había vuelto a enviar McLaggen una nota? ¿Era incapaz de atravesar una estancia para hablar con ella? La irritación se abrió paso con suma facilidad. Ni que hubiera cometido alguna indiscreción esa noche. Ginny la miró, entre intrigada y sorprendida.

- ¿No piensas leerla?

- Sinceramente, Ginny, el conde está mermando mi paciencia -abrió la nota con brusquedad- no se merece mi atención en absoluto.

- Pero vas a leerla

- Por mera educación -casi bufó, deslizando la mirada por las palabras escritas.

- Puede ser importante

Hermione no se dignó a responder. Si ese hombre insistía en que toda comunicación entre ellos fuera a base de correspondencia, iba a tener que reconsiderar que fuera el candidato más adecuado. Ya tenia suficiente con saberse igual que principio de temporada como para tener que aguantar tal comportamiento. Ganas le entraron de romper aquella nota.

- Quiere que me reúna con él en la mesa de los refrescos

- Las cosas deben irte bien con el conde, ¿no?

- Si realmente fueran bien, no me citaría de este modo tan inapropiado -rodó los ojos, guardando la nota en su guante. Se volvió para sonreír a la pelirroja-. Si quiere hablar conmigo, que venga a pedírmelo. No soy una sirvienta que tenga que acudir en cuanto la llamen. Y ahora si me perdonas, he prometido el próximo baile a lord Scamander.

Ginny casi se desvaneció ante la mención del apuesto vizconde. Para cuando se produjo el primer vals de la noche, Hermione se encontró bailando con lord McLaggen a lo largo de la pista. Se entregó a la música y a la danza, disfrutando del hecho de que el conde no le hubiera hablado durante la primera vuelta. Sin embargo, cuando doblaron la esquina, él decidió romper el silencio.

La Dama de HieloNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ