Lo había notado, claro que sí, eso no era algo que pasara desapercibido. Y la verdad se estaba cansando, no era una niña que solo quería jugar con un montón de chicos rudos.
Ella quería probar que era alguien merecedora de ser uno de los miembros de TouMan. Pero con uno de los hermanos Kawata cuidándola a cada paso que da, no la ayudará en nada.
Aprecia que la cuiden, pero ella sabe que hay algo más. Es la única mujer de TouMan, es obvio que todos la cuidan pero su protección era extrema.
Podía ir a peleas pero ella no tocaba a nadie y nadie la tocaba a ella.
El peliceleste no lo permitía.
Hoy era la pelea contra Valhalla ella se enfrentaría contra Kazutora, como un cambio de planes de último momento.
—Ten cuidado y no seas impaciente, el no está jugando —advirtio Mikey.
—Yo tampoco estoy jugando.
—Suerte Tn —animo el pelirosa.
Mientras que su gemelo moría de los nervios porque ella resultará lastimada.
Trato de acercarse a ella pero el brazo dominante de Draken lo detuvo.
—Deja que ella se haga cargo de esto.
El chico que iba a controlar la pelea cayó al suelo por un golpe de Kazutora.
Allí marco la pauta que esto empezaría.
La chica puso sus manos en forma de cruz frente a su pecho para cubrir un golpe.
Todo se volvió un caos en un abrir y cerrar de ojos.
La chica corría en busca de poder salvar a Mikey de la abismal golpiza que Kazutora le estaba proporcionando.
Por otro lado Souya iba tras ella, cuando casi se acerca a Mikey el tomo su brazo y ella paro a verlo.
—Mierda, Souya, tengo que ir con Mikey.
—No, no irás.
La tomo como costal de papas en su hombro y salió de ese lugar con ella pataleando y ordenando que la deje.
—Souya para, ahora —demando.
No queriendo enojar más a la fémina la bajo, está se miraba molesta.
—Que demonios te pasa Souya, todo están arriesgando su vida, no podemos dejarlos allí.
—Yo, yo y-yo —intentaba Articular una oración.
—No tengo tiempo para esto —paso chocando su hombro con el, lista lara regresar al lugar.
—¡Me Gustas! —grito con todas sus fuerzas, la chica quedó perpleja en su lugar.
—¿Que dijiste? —camino hasta quedar frente a él nuevamente.
—Me gustas, y no quiero que nada te pase —apreto los dientes.
—Souya, nada me pasará —dio un beso en su mejilla— hablaremos despues, antes debemos ayudar al resto.
Sin esperarlo, corrió de nuevo al lugar.
Cuando llegó tuvo que noquear a varios chicos para llegar hasta Mikey, quién ya casi estaba sin fuerza, busco a Draken pero el ya estaba encargándose de Hanma.
Corrió hacia el, directo a detener a kazutora.
—¡Tn! Pensé que olvidaste nuestra pelea —bufo Kazutora.
—Maldito bastardo.
Corrió hasta el, patio en el estómago a uno que sostenía a Mikey y Mikey se deciso del segundo.
Todo el lugar quedó en tremendo silencio, cuando el cuerpo de la chica cayó de esa gran pila de autos viejos.
Kazutora la había golpeado con el mismo fierro de metal que antes usaba para con Mikey.
—¡Kazutora! —grito Mikey, para dejarlo tendido de una sola patada en la cabeza.
Draken, mitsuya, Baji y desde luego Souya quien había llegado unos minutos después, corrieron a auxiliar a la fémina.
—Mikey, tenemos que hace algo —dijo Draken.
—No, no ,no —negaba Souya al ver como de su cabeza se formaban hilos de sangre que empapaban ese rostro que el tanto me gustaba ver.
—A dónde creen que van, la pelea aún no termina Mikey —dijo Hanma.
—Yo decido cuando termina, y ya lo hizo —dijo Mikey con seriedad al dar su característica patada en la cien.
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—Por dios, nunca sentí tanto dolor en mi vida —se quejo la fémina al despertar.
—Es normal, casi te estallan la cabeza —hablo Draken quien estaba en la habitación.
—Que sucedió, todos están bien.
—Si, cuando Kazutora te golpeó, Mikey dio por terminada la pelea, logramos traerte a tiempo.
—Gracias, les debo una.
—Todos nos preocupamos, pero hay alguien que no la está pasando bien, aún sabiendo que estás fuera de peligro.
Ladeó su cabeza en confusión, cuando la puerta fue abierta, allí estaban ambos gemelos Kawata.
—Vamos Draken, Mikey nos llama —hablo el pelirosa.
—No te esfuerces —dejo dicho el de trenzas antes de salir.
Recibió un abrazo sorpresa de parte del peliceleste, solo puso acariciar su suave y esponjoso cabello de algodón de azúcar.
—Estoy bien Souya, ya todo pasó.
—Me asuste, tu cara estaba llena de sangre pensé que moririas —balbuceaba el gemelo.
—Pero no paso, estoy aquí, mirame —tomo su rostro para que la viera— estoy frente a ti.
Le dio un beso corto en los labios, casi como un rozón, apartando el pelo de la cara del chico.
—Y sobre lo que me dijiste —el chico se puso rojo— creo que también me gustas.
Esta vez fue el chico quien inició un verdadero beso, no era solo un roce, eran movimientos continuos.
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