Un cosquilleo en las manos.
El corazón a 130 pulsaciones.
Tu cuerpo empieza a temblar.
Tus manos no son capaces de sostener nada.
Los ojos se te llenan de lágrimas.
Tú respiración no llega a los pulmones y empiezas a hiperventilar.
Miedo, miedo a mo...
De repente llega ese momento en el día donde te sientes más sola que nunca. Ese momento en el que llega la tarde, te pones los auriculares, conectas la música y cuando te quieres dar cuenta tus lagrimas están cayendo sin parar, porque te pones a recordar y ves todo lo que han cambiado las cosas, como de repente antes nunca estabas en casa y ahora es el único lugar donde estar, antes estabas en un parque con tus amigas pasando el rato y ahora estas tumbada en la cama tapada hasta la cabeza, bebiendo un té bien caliente y con un libro de romance en las manos. Porque cuando te quieres dar cuenta te has quedado sola, has perdido tus sonrisas y poco a poco el brillo de tus ojos se ha esfumado.
Luego llega ese momento en el que te agobias porque quieres salir a la calle con alguien, dar una paseo y poder contarle como te sientes, desahogarte un rato, dejar de guardártelo todo para ti, pero vuelves a recordar que ya no tienes a nadie.
Y, cuando menos te lo esperas vuelves a ese bucle des que tanto te costó salir. Tus días se han vuelto la misma rutina, día tras día, lo mismo de siempre. Te despiertas, haces tus tareas de la mañana y luego vuelves a casa, te vuelves a encerrar en la habitación, escuchas música, lees un rato, ves una peli en el ordenador, vuelves a leer otro rato, comes algo, sigues leyendo para salir de tu realidad un rato, luego te pones música triste, y cuando te quieres dar cuenta estas cogiendo un bolígrafo y una hoja para poder describir como te sientes en ese momento mientras intentas relajarte.
Relajarse. Esa palabra a la que le temo, porque cuando más relajada estoy el temblor en las manos vuelve, las pulsaciones se disparan y la respiración se vuelve más difícil.
Y aquí vamos de nuevo... Vuelvo a sufrir por algo que no debería estar pasando. Y al final ¿Quién está cuando te está pasando? Nadie. No hay nadie porque estas tan rota que al final te ha tocado aprender a levantarte sola y seguir adelante, no porque hayas querido, sino porque nos había otra elección.
Porque al final del día solo te vas a tener a ti mismo...
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