Un cosquilleo en las manos.
El corazón a 130 pulsaciones.
Tu cuerpo empieza a temblar.
Tus manos no son capaces de sostener nada.
Los ojos se te llenan de lágrimas.
Tú respiración no llega a los pulmones y empiezas a hiperventilar.
Miedo, miedo a mo...
Y de la nada los libros se convirtieron en la única compañía, cada hoja, cada palabra, cada letra y cada sensación. Las lágrimas, las sonrisas, las noches en vela, las mañanas y tardes tumbada y las horas que me acompañaron mientras cogía un libro y desconectaba de la realidad.
Esa fue la compañía que tuve cuando el mundo se me vino abajo, cuando sentía que las paredes se derrumbaban y el oxígeno se acababa, ahí estaban los personajes con los que me sentía acompañada.
Cada personaje, cada autora y autor, cada frase y sentimiento plasmado en los libro, fueron los que animaron a seguir en este camino.
Pero, cuando llega ese "FIN", tengo volver a la realidad, sé que debo seguir creando mi propia historia, una donde por una vez, a pesar del dolor, las caídas y las guerras constantes en la cabeza, pueda sentirme viva por primera vez en mucho tiempo, porque aunque por fuera esté luchando contra mi propio miedo, por dentro estoy intentando ganar la batalla.
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