El silencio de lady Melanie oculta un terrible secreto y Francis está dispuesto a todo para averiguarlo. Aunque esto implique casarse con ella.
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Francis, conde de Welltonshire ha tenido una vida difícil, pero al igual que Emmeline, su hermana men...
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Granville lo invitó a seguirlo a su despacho para poder tener unas palabras antes de la cena, que, al parecer iban a tener ellos dos solos, sin las mujeres.
Y no le habría molestado en absoluto de no ser por la intriga que le había dejado aquella joven. No estaba acostumbrado a las mujeres que hablaban poco, y mucho menos, a las que no hablaban en absoluto. Solían pelearse por llamar su atención, y ella, que lo había tenido por completo disponible, casi ni lo había mirado.
Dejando el tema de lado, observó a su amigo abrir la puerta del despacho. Gran era un excelente amigo, aunque estaba un poco perdido en la vida. Era bueno que con esta inesperada herencia ganase algunas obligaciones y se viese obligado a ser responsable si no quería problemas.
—Es bueno verte, Gran. ¿O debo decir lord Beckford?
El aludido hizo una mueca.
—Todavía se siente extraño. No puedo acostumbrarme.
—Pues hazlo —dijo dándole una palmada en la espalda y dando vueltas por esa habitación, inspeccionando todo—. Aparte de las ventajas obvias, esto tiene un beneficio precioso. Tienes un hogar, tuyo y nadie puede quitártelo. Si los abogados así lo anunciaron, no tienes por qué preocuparte. Ya no más depender de nadie.
Granville soltó una risa.
—Mi madre me ha enviado una carta esta mañana. Es increíble lo rápido que vuelan las noticias. Según ella y mi padre, consideran que dada mi nueva posición, debería traerme a alguno a mis hermanos menores y encargarme de su educación.
Francis estaba examinando las botellas de whisky y giró la cabeza para mirarlo.
—¿Y lo harás?
—No lo sé. Quiero decir, son mis hermanos ¿no? Sé que mi padre solo ve esto como una salida para reducir sus gastos, pero los niños no tienen la culpa. Aunque antes de tomar cualquier decisión tengo que comprobar cómo están las finanzas aquí.
—¿Has sacado alguna conclusión desde que llegaste? —inquirió sentándose detrás del escritorio—. Por lo que pude ver afuera con la poca luz que había, me pareció un poco descuidado. ¿No hay suficientes sirvientes?
—Has conocido a mi inusual mayordomo, tan joven. Tuve que elegirlo porque cuando llegué no había ninguno. Están la cocinera, algunas doncellas y hay varios hombres en la casa y en el establo. Además de la horrible señora Hargraves, pero ella no cuenta, solo se ocupa de Melanie.
¡Eso tenía que ser!
—¿Quién es Melanie?
Francis se encontró más interesado en el tema que antes.
—¿No te lo conté en la carta? Creí haberlo mencionado. Melanie era la hija de vizconde anterior al último. Parece que murió hace algo de un año.
—Así que como parte de la herencia, te has ganado una mujer —compuso divertido.
