Hanma es el Dios de la Muerte, realmente no le importa nada más que divertirse, esto lo lleva a cometer actos atroces dentro del bajo mundo de las pandillas. Por puro azar termina salvando a Saori, que es totalmente lo opuesto, es tranquila, dulce...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
~•~
~12 de febrero~
La menor salió de su casa vistiendo un pantalón negro algo ajustado, unas botas negras y un abrigo blanco.
Saori quería invitar a Hanma para ir juntos al centro de Shibuya y comparar algunas cosas junto a Hiromi. Al estar ocupado no le quedó más que ir solo con su amiga.
—¿Harás chocolates?— las jóvenes daban vueltas por las calles tan concurridas.
—No lo sé— Saori jugueteaba un poco con sus dedos —No creo que Hanma sea de cosas dulces.
La respuesta de Hiromi fue una risa sarcástica —Yo no estaría tan segura, parece gustar de los bombones.
—No, creo que los detesta por la textura— Saori no entendió la indirecta de Hiromi quien solo suspiro rendida.
—Pero no estaría de más hacer algunos.
Así estuvieron un rato recorriendo algunos puestos, Saori aprovechó para comprar algunas golosinas, también algunas cosas para preparar los dulces del día de San Valentín.
En realidad Hiromi lo hacía por mera diversión, después de todo ella terminaría por comérselos.
—Demonios— habló la rubia revisando las bolsas —Olvidamos los moldes en la tienda.
—Vamos— Saori comenzó a caminar en la dirección contraria.
—Tu eres muy lenta— Hiromi la interrumpió haciendo un puchero —Voy sola, no me tardo.
La azabache se pegó más al edificio detrás de ella, cuando se golpeó con algo, haciendo que el chico con el que chocó perdiera un poco el equilibrio.
—Fijate por dónde vas— un tipo rubio que llevaba un tatuaje en la cabeza le dijo de forma ruda.
—Lo siento mucho— el alma de Saori abandono su cuerpo por unos segundos.
El joven se fué sin decir nada, por su parte Saori suspiró para después notar que algo brillaba en el suelo. Era un collar con el dije de una mariposa, este se encontraba justo donde el chico del tatuaje se tambaleó.
—Oye— volteó pero no pudo ver a nadie.
Sin esperar más tiempo lo tomó y comenzó a caminar en la dirección del más alto, unos segundos después de correr lo vió de espaldas. Le tocó el hombro con la mano de forma un poco suave.
—Olvidaste algo—Saori trataba de recuperar el aliento.
—¿Qué dices?— El muchacho rubio se inclinó un poco para verla mejor.