Día 5 y 6: Nectar of the gods

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¿Cómo alguien puede determinar cuándo rendirse o luchar por alguien?

Se sirvió un vaso de ron en la barra del bar de Husk dentro del hotel. Comenzó a beber como si se tratara de agua y después continuó con otra ronda, era algo habitual. Colocó algunos billetes sobre la mesada y le sonrió al felino, quién dejó la botella de alcohol a su lado y alzó sus cejas extrañado ante su pago prematuro. Angel solía fiar los tragos y era la primera vez que pagaba al momento.

—Bueno. No es de la clase habitual, tuve que enseñarle, fue su primera vez —le relató al bartender como si fuera una gran hazaña—. Nada se volvió incómodo luego. Es extrañamente genial.

Angel no era muy íntimo con nadie allí, pero sabía que Husk siempre lo escuchaba y estaba acostumbrado a soportar a los miembros del hotel cuando se sentaban en la barra y empezaban a relatar mierdas personales a la hora de beber. En ese caso, Angel estaba orgulloso por haber tomado de cliente al demonio radio. Un logro que nadie había desbloqueado hasta hace días atrás.

A lo lejos, el mismo Alastor hablaba con Charlie y Vaggie y se portaba caballerosamente con ambas chicas. Angel siguió relatando un poco de su experiencia reservándose los detalles más inapropiados por mínimo respeto hacia el cliente. A pesar de lo que todos decían de él, no era un hijo de puta sin escrúpulos. Reservaba la intimidad de los demonios que no se habían comportado mal con él.

Alastor se acercó a la barra y lo tomó por sorpresa. Cuando Angel giró para verlo, se encontró con la imagen de un sonriente ciervo que le ofrecía una rosa de color rosa fuerte. Estaba un poco marchita porque los poderes del pelirrojo consumían la vida de las plantas y seres menores, pero aún así, su intención era noble. Su sonrisa se veía auténtica y su gesto cariñoso mostraba transparencia genuina.

El demonio araña lo observó con detenimiento y desconfianza. Estiró su mano y sujetó el tronco de la rosa, sonrió de forma incómoda y forzada y retrocedió temiendo que estuviera envenenada o algo. Se sintió confundido, no era propio de Alastor mostrar esa clase de acciones hacia otros o al menos nunca había visto que hiciera eso con los demás huéspedes.

—Gracias, supongo —agradeció la araña de mala gana.

¿Qué mundo cruel es este?
Néctar de los dioses.

Ese tan solo fue el comienzo de una serie de acontecimientos muy raros.

Habían pasado unas semanas luego de que ambos tuvieron intimidad. Angel volvió a despertar en la cama de su habitación y, al apenas abrir los ojos y encontrarse con Fat Nuggets a su lado, también se encontró con una rosa algo seca del mismo color de siempre. Y eso era porque cada mañana una flor reposaba en su mesita de luz o al costado de su almohada, un gesto sin duda estúpidamente romántico y cursi. Angel se preguntaba si Alastor usaba su extraña magia negra para aparecer las rosas o si enviaba sombras para que se filtraran en su habitación. En cualquier caso, era molesto, invasivo e irritante.

Y jodidamente tierno.

"Comenzó a ser gentil. Un caballero. Una rosa para mi en cada mañana.

—Odio esto —dijo de mala gana tomando la rosa con una mano y rompiéndola en pedazos con sus garras. La arrojó al cesto de basura al lado de su cama y, luego de eso, se levantó para comenzar a alistarse y enfrentar su día.

Tenía que ir al estudio para una sesión de fotos porno y luego volver a las calles. Val nunca le dejaba descanso y mucho menos los fines de semana donde debía chupar más vergas grasientas de lo habitual.

Se desconcentró cuando se dio cuenta de que su pequeño cerdo estaba comiendo una golosina costosa cerca de su plato de comida. Angel volvió a fruncir el ceño con rabia ante lo que estaba viendo, ya que ese ciervo obstinado también quería comprar la simpatía de su mascota con regalos deliciosos.

Semana RadioDust Octubre 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora