»Nueve.

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__________ Stevens.

Al salir del baño. Comencé a vestirme. Me puse un lindo conjunto de lencería color negro, nunca antes me lo había puesto ya que me lo compré hace unos días. Me puse un vestido color rojo, era corto, me llegaba maso menos por los muslos, casi dejaba ver mi trasero.

Me puse unos tacos también color rojo. Sequé mi cabello hasta que estuvo sedoso, me puse rulos en las puntas de mi cabello. Me maquille con un poco de rubor, delineador, y un poco de rimel.

Salí de mi habitación, baje las escaleras y caminé hasta encontrarme con Ross quien estaba sentado en el sofá color blanco de la sala principal. Al oír que bajaba las escaleras, despegó la mirada de su teléfono. Sonrió y se acercó a mí.

-¿Por que tan guapa?

Me preguntó dandome un ligero beso en los labios.

Reí contra sus labios.

-No lo se... me dijiste que tenías una sorpresa para mí y me dijiste que me vistiera bien, así que...

Miré mi conjunto de ropa.

Ross sonrió amablemente y volvió a besar mis labios.

Le seguí el beso rápidamente. 

Mis dedos se enrredaron en su sedoso cabello.

-¿Sabes que esto es parte de tu castigo, verdad?

Puse los ojos en blanco.

¡Maldita sea!

Cuando se referia a mi "castigo" era porque el se iba a vengar. Me preguntarán. ¿Qué hice? Lo que hice fue dejarlo excitado por un buen tiempo, al decirme que estaba enamorado de una chica, sentí una sensación recorrerme el cuerpo. No se si fueron celos o solamente decepción... Bueno, luego de eso, lo besé, toqué varias partes de su bien trabajo cuerpo, y al momento que Ross estaba con una erección realmente notoria, larga, gruesa y la más grande polla que había visto en toda mi vida. Le dije si quería ordenar comida china, ya que tenía hambre.

 -No crea que sea tan malo... ¿Oh si?
Ross me guiño un ojo y apretó mi trasero.

Gemí.

+++

-¿En donde se supone que estamos?

Dije algo desesperada.

Hacia mucho calor y Ross no habrías las putas ventanas de su camioneta. Yo no sudó, solo me pongo más roja de lo normal debido al calor que siento.

-Tranquilizate, ya llegamos.

Bajé al instante. Fruncí al ceño al notar que estabamos en un bosque.

-Ross.- Murmurré.- Estamos en un bosque, y yo estoy vestida así.

Me señale. Estaba vestida muy formalmente como para estar en un tonto y asqueroso bosque.

Ross rió y me besó la mejilla. Bufé.

Me tomó de la mano y caminamos hasta entrar al bosque. 

Tenía miedo. Absolutamente todo estaba oscuro y habían ruidos extraños.

-¿Para que venimos aquí?

Al estar frente a un lago me voltee exsaltada.

-¿Vas a responderme?

-Quiero que te quites la ropa, y te lancés al lago.

Abrí mis ojos como platos.

-¡No lo haré! ¡Joder, Ross, hasta ya siento frío! ¡¿Te imaginas como estará de helada el agua?! ¡Y encima desnuda!

Grité molesta.

Ross se cruzó de brazos.

-¿Te imaginas cuanto creció mi polla? ¿Te imaginas en que estado me dejaste? Y gracias a tu puta bromita estuve sufriendo unas 2 o 3 horas.

Arquee una ceja.

Maldito hijo de su madre.

-¡Pero Ross...

Me interrumpió poniendose frente a mí, sus ojos penetraron los míos.

-Yo sentí dolor, vos sentirás frío.

Di un pequeño grito de frustración.

Solté mi bolso dejandolo caer al césped.

Llevé mis manos a donde terminaba mi vestido y me lo quité. También lo dejé sobre el césped. 

Sentí un sonido de un... ¿teléfono? Miré a Ross quien estaba grabando todo con una sonrisa perversa.

-¡ROSS!.- Grité tapando la cámara de su iPhone.

Ross apartó mi mano.

-Tu solo hazlo.

Me guiño un ojo.

Sentí un escalofrió recorrerme por completo. Suspiré y me quité mi sujetador, y finalmente mis braguitas.

Me acaricié los brazos. Tenía piel de gallina en estos momentos, hacia demasiado frío.

-Maldito estúpido... ya verás Ross Shor Lynch me las pagarás... maldito cerdo de mierda..

Maldecía por lo bajo mientras avanzaba hacia el lago.

Al estar a unos centímetros frente a él miré a Ross, quien asintió sonriendo.

Suspiré y me lancé al lago.

Di un grito al sacar mi cabeza. El agua estaba realmente fría y más ahora que eran las 10:00 de la noche. Sentia las carcajadas de Ross. 

Puse los ojos en blanco mientras temblaba. Realmente hacía frío. Por suerte el lago estaba completamente limpio, al igual que el bosque. Estaba por salir del lago pero pude ver que Ross también se lanzó al lago.  

Sentí sus manos en mi cintura.

Traté de alejarme pero Ross me atrajó a él.

-Sos una exagerada.

-Esta muy helada Ross..

Susurré aún temblando.

Ross sonrió y me besó apasionamente. Le seguí el beso.

Uno de sus dedos estaba jugando con mis labios vaginales. Puse sentir un ligero rubor en mi mejillas. Separé mis labios de los de él al gemir, había introducido un dedo en mí.

Mhn...

Besé su cuello asegurandome de dejar una marca justo allí.

Mis manos bajaron a su larga polla, tiré de ella sin hacerle daño.

Ross gimió y sacó su dedo de mí. Sonreí victoriosa. Iba a comenzar a masajearlo pero fue demasiado tarde ya que entro en mí.

Gemí tirando la cabeza hacia atrás.

Fruncí un poco las cejas.

¿Desde cuando había empezado a no sentir aquel desgarrador frío?

La madrastra | Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora