CAPÍTULO 1

104 9 67
                                    

La niñez en el pasado

En las calles de Willey Starn las bocinas de los autos por el tráfico, las conversaciones de la gente, los ladridos de los perros y los lloriqueos de los bebés resonaban en la bella ciudad; sin embargo, se encontraba un gran edificio de paredes am...

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

En las calles de Willey Starn las bocinas de los autos por el tráfico, las conversaciones de la gente, los ladridos de los perros y los lloriqueos de los bebés resonaban en la bella ciudad; sin embargo, se encontraba un gran edificio de paredes amarillentas con un letrero gigante que resplandecía la palabra "Biblioteca Central", y su silencio entre tanto bullicio sería una de las razones del porqué era considerada como el sitio perfecto para esconderse si necesitabas abrazar a la soledad por unos momentos o, por lo menos, eso creían aquellos dos niños.

Entre todos esos libros una niña de cabellera dorada estaba sentada en el suelo frío y recostaba su espalda en el delantero de la parte inferior de uno de los enormes estantes, sosteniendo un libro con un título peculiar para una menor de 10 años.

Había una vez... −Como todo cuento, así comenzó la pequeña historia que ella leía en voz alta, una costumbre suya−. Un joven robusto que caminaba en medio de la lluvia con el fin... −Se detuvo de manera brusca por el sonido de un portazo, al parecer, alguien había cerrado la puerta sin ningún cuidado.

−¿Señora Polls? ¿Es usted? −Aunque la niña conocía bien la delicadeza de la bibliotecaria como para imaginarse que ella fuera la responsable de aquel ruido, su miedo era más grande que su memoria, necesitaba entender que el gran sonido no implicaba peligro para su joven alma.

No hubo respuesta.

−¿Seño-ñora Polls? −tartamudeó por los nervios, si ella no era, ¿Quién más? 

Al fin y al cabo la menor sabía que la hora de cierre de la biblioteca, por el feriado del Día de los Muertos, iba a ser más temprano de lo normal; así que, ella era la única autorizada por la Sra. Polls para estar aquí.

−De seguro quiere asustarme. −murmuró, intentaba buscar lógica para no seguir temblando del miedo.

Las pisadas se hacían más sigilosas, pero la pequeña llegaba a escucharlas con ligereza. 

Cuando no pudo más, decidió terminar con esta broma por el bien de su cordura.

−Señora Polls, ¿Y cómo le fue con la llamada de su hijo? ¿Le dijo sobre el plan para viajar con su nieto? −Con el comentario trató de demostrarle que estaba consciente de su presencia, y esperando una respuesta de su querida amiga mayor, se quedó sorprendida por la voz de un niño.

−Bueno, me atrapaste. No tengo hijos, ni nietos... −Seguido de su aclaración, el niño pelirrojo se sentó del lado opuesto del estante donde la menor estaba con su libro, él hizo una acción similar a la de ella, se recostó en la parte inferior del estante para utilizarlo de espaldar. 

La niña quedó en blanco ante su respuesta.

−Pensándolo mejor, tampoco me llamo Polls. −Con su mano izquierda posada en su mentón para fingir que pensaba en ello, volvió a hablar−. Ni soy mujer.

Ellos no aman ni lloran (#1 MASHINTON)Onde histórias criam vida. Descubra agora