Capitulo 3 Brad

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El día del acto académico de la secundaria al fin llego. Bastaban solo unas horas para dejar de ver a Taylor y por fin podría alejarme de él.

¡Mi sufrimiento estaba por terminar! Me dije a mi mismo esta mañana al despertar, además, una nueva etapa de mi vida estaba por comenzar

Sentía una mezcla de emociones en mi estómago; miedo, nervios, alegría, felicidad, tristeza, terror y nostalgia.

Casi al final de nuestro acto académico, después que el director diera su aburrido discurso para despedir a nuestra generación, mi amiga Caitlin—la coordinadora estudiantil— pronunció frente a todos el discurso que ella había preparado para ese mismo día y fue absolutamente genial e incluso mencionó algunos momentos graciosos que vivimos durante nuestros tres años en esa escuela. Luego el director entregó un reconocimiento a los chicos y chicas que llevaban los mejores promedios, a los chicos de siempre, por supuesto, después se despidió de nuevo y con eso el acto concluyó.

Estuvimos aproximadamente una hora más en el lugar para tomar fotos con todos; amigos, maestros, padres e incluso el director.

El padre de mi amigo Jason nos prestó su terraza para hacer nuestra última fiesta. Así que, al salir de la escuela todos nos dirigimos a dicho lugar.

El lugar era bonito; había una piscina y cerca de ella se encontraba el área de bebidas y algunas mesas tipo desayunador y todo el resto de la terraza eran áreas verdes con bancas regadas por doquier.

Todos los de la generación estaban presentes en la fiesta y al cabo de una hora, la música estaba al cien por ciento, habían luces de colores para dar más ambiente a la fiesta y un grupo de chicos se había adueñado de un pedazo de la terraza y la convirtieron en una pista de baile; algunos bailaban, otros solo querían mantenerse lo más cerca posible e incluso en el fondo del grupo estaban dos chicas besándose.

La fiesta comenzaba a salirse un poco fuera de control para ser de un chicos de quince años; algunos se drogaban, otros se emborrachaban y otros tenían sexo en grupo, además, se rumoreaba que en una de las habitaciones del segundo piso, Nancy Roth, una chica que tocaba en el salón que se encontraba junto al mío, acaba de encontrar a su novio participando en un trio con dos de sus mejores amigas.

Entonces se me ocurrió una genial idea.

Convencí a algunos compañeros que nos reuniéramos cerca de la barra a jugar: “Yo nunca, nunca”. Ese, era un juego para valientes porque la finalidad del juego es que todos se atrevan a decir o aceptar las cosas de las que se podrían avergonzar.

El pequeño grupo intento hacer un ovalo para que a la hora de jugar todos pudiéramos vernos el rostro. Cada jugador tenía su vaso listo para comenzar pero nadie dijo nada, así que hable yo:

—Yo nunca, nunca he besado a un chico—todas las chicas que estaban ahí tomaron un trago y también lo hicimos otro chico y yo, todos estaba tan borrachos o drogados que no me importo que lo supieran y tampoco ayudo el hecho de que yo también hubiera tomado un poco.

—Yo nunca, nunca follaría con alguien de mí mismo sexo—dijo un chico de otro salón, llamado Zac, que se había colado al juego y en esta ocasión, solo unos pocos bebieron del vaso.

—Yo nunca, nunca…—empezó a decir una chica pero no terminó su frase porque fue interrumpida por Taylor quien se puso de pie y dijo:

—Este juego ya se tornó aburrido ¿Qué le parece si jugamos “verdad o reto”?—sonrió pícaramente y recorrió con la mirada a cada uno de los participantes, desafiándolos y como nadie contesto prosiguió: —La persona que escoja reto deberá encerrarse con otro chico o chica en una habitación y durar ahí diez minutos como mínimo. Y así talvez la noche sea más interesante— ¿Es mi imaginación o Ty miro de reojo a ese chico llamado Zac y además le sonrió cuando dijo esto último? ¿Significaba esto algo importante o estaba borracho más pronto de lo que pensaba? Creo que optare por decir que estaba borracho.

Todos asintieron, aceptando la propuesta de Taylor aunque algunos también gritaron y otros silbaron. El juego empezó y para mi mala suerte fui el primero al que le tocó elegir y sin darle tantas vueltas  al asunto encogí reto. Y a continuación, sucedió algo peculiar; la botella señalo a un chico: Zac Rhodes. Había escuchado un poco de él, lo conocía hace tres años y era de la misma generación que pero jamás había cruzado una palabra con él.

En un principio pensé que Zac se opondría pero para mi grata sorpresa no lo hizo. Se puso de pie con una vaga sonrisa en su rostro  y tomó mi mano para guiarme a una de las habitaciones. Todos comenzaron a aplaudir, silbar y gritar cosas; su nivel de emoción era proporcional a cuando un grupo de personas está viendo la final del mundial y su equipo resulta el ganador.

El aturdimiento que provocaba el alcohol en mi mente empezó a desaparecer, sustituyéndolo por los nervios, ¿Qué iba a suceder ahora? ¿Zac era gay o hacia esto por diversión? Entramos a la habitación, él cerró la puerta, puso el seguro y entonces el me miro, realmente me miro de pies a cabeza; inspeccionándome y su mirada era parecida a la de un felino que se lame incluso los dientes saboreando la expectativa de lo que va a comer y saborear; entonces esa fue la respuesta a mi pregunta no formulada en voz alta: Zac era gay, porque nadie es capaz de mirar a una persona de esa manera, no a menos que la desees, aun si estas borracho y Dios, juro que cuando él me estrello contra la pared y me beso; no esperaba sentirme en la gloria.

Actué instintivamente; lleve mis manos a su espalda, le quite la camisa aunque eso implicara separarme de sus labios pero valió la pena porque tenía un cuerpo que me dejo sin respiración— la verdad es que no sabía si respiraba— entonces él aprovecho me saco la camisa rápidamente; comenzó a besar mi cuello y mis manos rodearon el suyo para atraerlo más a mí; sus manos se deslizaron lentamente desde mis omoplatos hasta llegar a mi trasero que acaricio y apretó suavemente por unos momentos, después me sujetó por los muslos para alzarme y entonces enrosque mis piernas en su cintura y sus manos retornaron a mi trasero. Me llevo a la cama, me recosté sobre ella y él se posó sobre mí para seguir besándome.

¿Cómo era posible que estaba a punto de tener sexo con un chico que apenas conocía? Pero decidí apartar ese pensamiento de mi mente y enfocarme solo en una cosa: Me tiraría a este chico hoy. No sé en que momento fue que terminamos desnudos—bueno la verdad si sabía pero lo importante era que estábamos desnudos— Zac estaba encima de mí, entre mis piernas, haciéndome suyo sin dejar de besarme.

No estaba seguro de cuánto tiempo teníamos allí, pero de lo que estaba casi seguro era que en cualquier momento alguien entraría para asegurarse que estuviéramos cumpliendo el reto. Y así fue,  escuche la llave quitando el seguro y como la perilla giraba. Al parecer Zac también se percató de eso pero no pareció importarle en lo absoluto, así que, si a él no le importaba; a mí tampoco.

La puerta chirrió mientras se abría lentamente y alcance a ver que varios chicos y chicas entraban a la habitación. Ninguno dijo nada, solo miraban como Zac y yo teníamos sexo. Entonces el chico sexy encima mío dejo de besarme, se volteó hacia el grupito y les dijo:

—¿Les importa? Estoy aquí teniendo sexo con este chico lindo y ustedes están desconcentrándome. Si no van a unirse a nuestra actividad les agradecería que se retiraran porque no quiero a nadie mirando lo digo por si alguno está interesado en aprender.

Todos los chicos salieron de la habitación estupefactos y cerraron con llave la puerta nuevamente. Yo por mi parte estaba fascinado con este chico: Es muy guapo, con un excelente cuerpo y no le importo que nos descubrieran teniendo sexo— y sí que sabe lo que hace—, besaba de una manera que sentía que iba a derretirme. Ty había tenido razón esta noche había sido interesante.

Cuando terminamos, nos vestimos y luego nos recostamos en la cama para charlar un poco. Después de haber hecho todo eso con él, esta sería la primera vez que charlemos.

¿Esto es amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora