25 - Futuro | Spaqua

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Pareja: Spaqua (Roy Harper x Garth -Curry-)

Extra: AU sin poderes.

—¡Vamos, papá! Yo sé cuidarme sola—reclamaba una adolescente con el cabello teñido en azul chicloso que llevaba puesto un nada discreto atuendo para una fiesta.

Roy no sabe en qué momento se volvió el padre sobre protector que es ahora, quizás cuando su hija demostró tener todo el carácter de su madre y más que nada su belleza. Él sabía que Lian sabía cuidarse sola, él se lo había enseñado, pero, aún así, le era inevitable sentirse algo preocupado. Honestamente, no tenía deseos de ir a la comisaría a recoger a la pequeña porque ella decidió que su cita merecía que le rompieran un brazo. Error suyo por haberla criado a su imagen y semejanza.

—Vamos, Roy, déjala ir. De cualquier modo, se escapará por la ventana si no la dejas—interrumpió de pronto un hombre de cabello negro y ojos violeta.

Garth siempre era la voz de la razón cuando Roy estaba rayando en lo "poco paternal", pero siempre respetando que Lian era hija de su esposo, y que, aunque ella también lo llamara "papá" a él, no significaba que él interferiría en su forma de criarla.

—¡Exacto! —declaró orgullosa la chica, entrecruzando los dedos y tronándolos. Si no fuera por los lindos genes de su madre, esa chiquilla sería totalmente una "Roy" femenina.

Harper suspiró rendido antes de frenar a la chica que ya se había declarado victoriosa.

—¡Con dos condiciones! Primero. Si vas a beber, hazlo como te enseñé o no lo hagas, yo no subiré ebrios a mi auto. —De fondo ambos pudieron escuchar al pelinegro soltar un "¡Ja!" en burla ante esa declaración. —Segundo. —remarcó el pelirrojo, tratando de recobrar la autoridad que su esposo dañaba con sus ironías. —Si vas a golpear a alguien, haz lo que te dije, ¿entendido?

—¡Sí, señor! Sin marcas, sin evidencia, ¡no hay sentencia!

—¡Esa es mi chica!

Padre e hija chocaron las palmas antes de que la menor saliera casi saltando de emoción. A los pocos minutos se pudo escuchar arrancar al auto del idiota en turno que la había ido a recoger.

—¿Soy un buen padre? —exclamó de pronto el hombre, con expresión tensa ante la idea de que algo le llegara a pasar a su pequeña.

Garth hizo a un lado su té y se levantó del sillón para acercarse a su esposo y tomar sus mejillas.

Era increíble lo rápido que había pasado el tiempo. Hacía años solo habían sido compañeros de universidad que habían tenido revolcones ocasionales, y ahora, Garth estaba frente a un hombre hecho y derecho, con el que había tenido la fortuna de volverse a encontrar.

Era increíble cómo, a pesar de los caminos que los dos habían tomado, el destino los había reunido una vez más. Ahora con un Roy más centrado y calmado, y un Garth más valiente y abierto a quien realmente era.

Quizás la vida solo los había hecho madurar para poder llegar a ese momento en particular, donde ambos entenderían que su lugar siempre había sido al lado del otro.

—Claro que sí—lo consoló con voz suave, posando su vista en esos encantadores ojos verdosos. —Eres el mejor padre que Lian pudo tener.

Roy dejó ver una gran sonrisa, enternecido con las palabras que su esposo le dedicaba para animarlo. Garth siempre había sido el ancla de razón en su vida, y ahora que lo había recuperado, estaba seguro de que jamás volvería dejarlo ir.

—Gracias—respondió en un susurro, antes de que ambos compartieran un corto beso para luego sentarse juntos a ver la película que habían acordado ver ese día.

Quizás no llevaban mucho de estar casados, y quizás incluso se habían precipitado al unirse tan pronto en matrimonio luego de reencontrarse. Pero, eso era lo que sucedía cuando dos corazones sentían que por fin volvían a donde pertenecían.

Flufftober 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora