Quindici

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Katherine se mantenía tranquila, charlando con un grupo de chicas con las cuales había entablado una pequeña amistad. Estaban en sus clases de Lectura, donde se compartía actividades con los de otro salón diferente al de ella, pero de su mismo año de curso.

Curiosamente compartía clase con uno de sus más recientes allegados en su grupo de verdaderos amigos, el cual siempre mantenía una amena conversación el metalero por el cual ella había hecho muchas cosas.

Desvió la vista, volviendo su mirada a la castaña frente a ella, que le hablaba de cuan difícil había sido la tarea de química, ignorando por completo la presencia de su antiguo ex novio pelirrojo.

Ella no supo porque las chicas la miraron de un momento a otro con los ojos abiertos de par en par, hasta unas manos rodeando su cintura hasta enfrente de su pelvis amarraron disimuladamente un suéter en su cintura.

Todo parecía más bien un abrazo amistoso. Apenas distinguió unos cabellos rosas asomarse por el rabillo de su ojos y supo de quien se trataba, lo sintió apoyarse en su hombro algo incomodo, más un pequeño respiro sintió cerca —Leafar...— susurró en un llamado, esperando a que el chico hablara, mientras su amigas se iban entre sonrisas cómplices.

Fue cuando ella entendió la situación y se sonrojo con fuerza —¿No te das cuenta, verdad?— cuestiono incrédulo el joven a la chica, fingiendo un abrazo amistoso desde su espalda, pero respetando su espacio.

Ella no comprendió, por lo que ceñuda le observo con sus ojos ámbar confusos —No, ¿Aque te refieres?, ¿Es alguna clase de broma de Heavy o...?— 

Guardo silencio cuando el chico deslizo con suavidad y sigilo una pequeña toalla sanitaria, depositándola en sus manos, termino por cortar su respiración en un instante y fue ahí donde comprendió porque el suéter del chico estaba sobre su cintura.

—¿Alguien más se dio cuenta?— le cuestiono rápidamente apenas su cerebro termino por procesar la información.

El italiano negó—por fortuna no, aunque no tienes que avergonzarte, de hecho— aclaro en un tono compasivo, ganándose un sonrojo de su parte.

Quiso golpearse por ser tan despistada, ahora comprendiendo porque llevaba sintiéndose incomoda durante el día, su menstruación había llegado unos días antes de lo previsto.

—Ve al baño, no te preocupes por el suéter, luego me lo devuelves— aviso el chico, soltándola de los hombros y despidiendo su agarre que se sintió extraño.

La chica asintió, caminando al escritorio de la profesora, donde tomo uno de los pases para ir al baño y salió como alma que lleva el diablo a los baños de chicas.

El italiano regreso con Heavy, ante su mirada seria y pesada, haciendo que rodara los ojos —¿Qué, llorando por Kathe?— cuestiono burlo el chico, robándole un lindo rubor al metalero que suspiro queriendo aligerar la tensión de su mandíbula.

Ese extraño sentimiento de incomodidad y disgusto le inundo el sistema un momento, no sabiendo porque se sentía tan mal de pensar que a su amigo italiano le gustaba su amiga de cabellos blancos.

Lo tomo por los hombros, sintiendo la tela del suéter que llevaba el joven —No es eso— trato de excusarse, sintiendo como la piel del moreno se erizaba bajo su tacto —solo que ers uy friolento y no quiero que te estés quejando de que tienes tos y me regañes— hablo en un puchero que hizo sonreír al extranjero.

Este negó —¿Me prestas tu suéter?— le cuestiono el de cabellos bicolor apenado, sabiendo que si era muy friolento, inmediatamente observo al pelirrojo quitarse su cálida chaqueta, pasándola por los hombros menudos de su amigo.

Antes de clases [Heavy x Oc]Where stories live. Discover now