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¡Qué recuerdos!

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¡Qué recuerdos!

Quién pensaría que su maestra tenía tanta razón.
Albedo estuvo años buscando algo que le gustase. Pero siempre que estaba por elegir, lo descartaba. No era algo que se pudiera elegir a la ligera. Sin embargo, no podía decir que lo había explorado en todo su esplendor. Siempre se quedó al lado de ella, comiendo las arañas de los dominios y escuchando como le transmitía sus conocimientos de la alquimia y del mundo. También le comentó sobre algunas cosas que le llamaron la atención. Por ejemplo, las estrellas que eran diminutas luces en el cielo que titilan de una forma preciosa. Pero nunca había visto el cielo, y no tenía intención de salir a la superficie. Entonces, como todas las otras opciones, la descartó.

Una vez, mientras dormitaba en uno de los dominios abandonados escuchó como su maestra discutía con uno de sus ayudantes.

"¡Te dije que me traigas las flores! ¿Que se supone que voy a hacer ahora? ¡El rey se enojará conmigo!"

"Lo siento. Pero no puedo arriesgarme a perder la vida por tus experimentos. Los arcontes están furiosos y no me perdonarán la vida si robo de sus tierras. Envía al chico. Después de todo no es humano, y debería cumplir con la tarea."

Cierto. Él no era humano. Albedo era una creación de tiza de la maestra. Quizás por eso no podía encontrar aquello que amaba. Recordaba vívidamente la expresión en su rostro al verle, después de discutir con aquel hombre. "Él tiene razón, Albedo. Si pudiera sacarte de aquí las cosas serían tan fáciles... Pero eres un niño todavía."

"Maestra, yo puedo traer las "flores" de las que habla, yo fui hecho con el propósito de servirte "

Ella miró hacia abajo. "¿Sabes lo que es una flor, Albedo?" El rubio negó. "La flor es uno de los tantos hijos de la tierra, tiene un tallo y hojas majestuosas de todos los colores..."

"¿Como un arcoíris?"

"No exactamente. Existen varios tipos de flores y cada una tiene un color principal. Lo interesante es que todas son diferentes y leí que están por todos lados en Teyvat, y que se usan para sanar y para expresar muchas cosas..."

"¿Como el amor?"

"Si, como el amor." Ella creó una pequeña flor en su mano y Albedo soltó un 'wow' prolongado que le hizo sonreír.

"Es hermosa"

"Yo nunca pude ver una, solo recreo como pienso que se ven, por la imágen que me dieron los libros, pero estoy segura que son mucho más lindas de lo que te estoy mostrando" Albedo no podía creerlo. ¿Realmente existiría algo más hermoso que aquella flor? Su corazón de tiza saltaba feliz.

"Pero Albedo..." Ella dejó se sostener la flor, y le miró fijamente. "El rey se molestará mucho. Y cosas malas sucederán. Pero no te preocupes, yo tengo un plan" Albedo la miró preocupado "Mi orden para ti es que sirvas a la nobleza. Así tú y yo nos salvaremos. Sé que será doloroso estar separados, pero tengo que mantenerte vivo. Fuiste creado con el propósito de servirme, y ahora te doy una orden."

Albedo quedó en silencio mientras veía como la mujer lo tomaba en brazos y lo llevaba hacia el palacio. No estaba sorprendido ni dolido, no era humano después de todo.

Entonces, ¿Qué era este vacío en el pecho que sentía?

Entonces, ¿Qué era este vacío en el pecho que sentía?

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Nota del Autor: Los primeros capítulos pueden ser algo cortos porque me gusta explicar brevemente que es lo que pasó antes de que se comience a desarrollar la historia <3

¡Tomen mucha agua! En especial estos días que hace tanto calor...

Witch, Out!
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La ciencia de las flores [Kaebedo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora