𝟏

2.8K 271 17
                                    

Aclaración: cuando estén hablando en español, lo colocaré de esta forma

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aclaración: cuando estén hablando en español, lo colocaré de esta forma.

★・・・・・・★・・・・・・★


Aún recuerdo todo como si hubiera sido ayer, aquel día que conocí por primera vez al "Invencible Mikey".

Éramos apenas unos estúpidos enanos de tercer grado, si mal no recuerdo... Mikey entrenaba en el Dojo de su abuelo, era todo un prodigio a pesar de ser tan solo un niño, y si mi memoria no me falla, la primera vez que intercambiamos puños fue en un torneo.

— ¿¡Ah!? ¿Porqué me hacen pelear contra una niña? No quiero.— se negó cual niño pequeño al verme mientras cruzaba sus brazos y miraba hacia otro lado.


¿Y ese gremlin cara de rata qué mierda sabía si yo era una niña o no? 


De la impotencia en aquel momento, saludé antes a mi contrincante haciendo una reverencia en su dirección para luego correr hacia él, saltando para luego dirigir una patada como un proyectil directo hacia su estómago, logrando que el menor se retorciera y se le escapara el aire, lo observé de forma seria para luego agacharme hacia su oído.

— Uno, no quites la vista de tu oponente... Y dos, no soy una niña. — susurré a la par que daba un paso hacia atrás esperando a que recobrará su compostura.

En cuanto el niño alzó su rostro hacia mí, noté un brillo en sus ojos y una gran sonrisa que denotaba emoción. 

— Pues te ves como una.— exclamó con picardía mientras corría hacía mi encuentro, con un puño en alto para continuar la pelea.

— Que me vea como una, no significa que lo sea. 

Una vez que estuvimos cerca, logré desviar su puño y tomé su brazo para girarlo y ponerme atrás de él y así poder aplicarle una llave, pero en cuanto me agaché un poco para hacerlo el maldito enano tiró su cabeza hacia atrás, dándome un golpe duro en mi nariz, haciéndome retroceder.

Logré seguí esquivando varios puñetazos de su parte y sonreí victorioso, pero sólo fue momentáneo. El maldito se movía como una serpiente escurridiza y logró adaptarse bastante bien a mi estilo de lucha. 

Los puños iban y venían al igual que las patadas, ambos nos íbamos agotando rápidamente ante el esfuerzo de bloquear nuestros ataques y poder dar también un contraataque. El sudor corría por nuestras frentes mientras nos sonreíamos con emoción.

𝐁𝐔𝐒𝐇𝐈𝐃𝐎【𝐓𝐨𝐤𝐲𝐨 𝐑𝐞𝐯𝐞𝐧𝐠𝐞𝐫𝐬】𝑀𝑎𝑙𝑒𝑅𝑒𝑎𝑑𝑒𝑟!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora