trigésimo segundo *

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PDV de Louis.

01:36 a.m.



-¿Entonces solamente vamos y los matamos? -preguntó Sean.


Lo miré confundido por unos segundos, para luego golpearle la cabeza.


-No seas idiota, siempre sales con la misma mierda cada vez que los enfrentamos por la zona y los demás problemas. Además, esto es diferente.

-¡Por supuesto que es diferente! -comentó Travis-. Si el Romeo tiene que ir a rescatar a su Julieta, pero con la diferencia de que ésta Julieta tiene pene y drogas.

-Cállate, idiota -dijo Zayn defendiéndome-, estamos hablando de un tema serio y ustedes empiezan con esas estupideces, ¡Pongan atención!


Agradecí mentalmente el tener a Zayn a mi lado en momentos como este. A veces Sean y Travis pueden ser dos muchachos adolescentes que se olviden en los líos que están metidos, y comienzan con las bromas sin sentido.


-Como decía, antes que dos individuos que no nombraré me interrumpan -miré a Travis y Sean con los ojos entrecerrados-, conseguimos la dirección en la cuál François se encontrará con Harry esta noche. Gracias al informante, Dóminick y Wyatt también se encontrarán allá, por lo que suponemos que los demás se quedarán en la pequeña base que tienen -los demás asintieron-. No los mataremos -me dirigí a Sean, él solo se encogió de hombros haciéndose el inocente-, pero si les dejaremos algunos puntos en claro.

-¿También haremos que no se queden con el dinero de Harry, verdad? -medio-preguntó Travis, desconfiando de lo que haremos.

-Haremos que no le hagan daño al próximo miembro de nuestra comunidad.


Pasados diez minutos, salimos de aquella pequeña casa abandonada para encaminarnos a nuestro destino, con la dulce compañía de una Nite-Tac 9.

Nunca tenía nervios al momento de crear problemas entre François y yo, era literalmente una rutina la cuál ambos detestábamos, pero a mi me divertía. Recuerdo el primer día en el cual sus hombres vinieron a amenazarnos a nosotros, diciendo cosas como "Este es nuestro territorio" o "Esta es la última advertencia". Siempre le dejábamos algún que otro regalo en la puerta de su pequeña base, específicamente la cabeza de alguno de sus hombres. Nos hicimos temer y nos convertimos en los mejores de la zona, pero ellos siguen creyendo que son los mejores del mundo. Y que Harry haya sido, prácticamente, uno de ellos, es difícil de creer. El mundo es pequeño.

Con las capuchas puestas para no ser reconocidos en la oscuridad, terminamos de caminar las pocas cuadras que nos separan de aquel callejón donde se encontrarían François con sus hombres y Harry.

Nos estábamos acercando, no más de seis locales nos separaban del pequeño pasillo donde se encontrarían, pero unos gritos nos hicieron frenar en seco. Nos paramos en una de las bancas que se encontraban en la calle, sentándonos en ella, escuchando atentamente los gritos para poder actuar ante la situación.


-¡Te di más de una semana para que pudieras juntarlo, maldita basura! -François. Tan dulce como siempre.

-¡Cuéntalo bien, maldita sea! ¡Está todo en aquella bolsa! -Harry. Voz temblando, entrecortada. Se formó un pequeño nudo en mi garganta.

-¿Crees que puedes engañarme, Styles? ¿¡Cómo aquella vez que dijiste que trabajarías para nosotros y te fuiste con el bando enemigo!?

-¡No metas a nadie en estos estúpidos problemas!

-¿Estúpidos? ¿¡Te parece estúpido el que me hayas abandonado!?

-¡Me parece estúpida tu actitud de niño de 5 años que no quiere dejar ir a un estúpido viejo amor! Fue hace dos años, maldición. ¡Te estoy pagando la deuda ahora mismo, François! ¿Qué más pretendes de mi?

-¡Quiero que Kailyn y tu vuelvan!

-Adiós, Arnaud.


Harry comenzó a salir del pasillo, por lo que nos pusimos de pie para poder alcanzarlo y hablar con él. Lamentablemente, un disparó se escuchó, haciendo que nos paralizáramos al ver como un cuerpo se desvanecía en el suelo.

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