Dos completos desconocidos se embarcan en la aventura de su vida.
El un idol con problemas de estrés por trabajo. Decide hacer un viaje para encontrarse de nuevo con sigo mismo y ya de paso, hacer turismo en otro país.
Ella, una chica que ya no ti...
No sabía exactamente cómo hablar con esta chica. Me da miedo. Llevamos unos treinta minutos de camino por todo el centro de la ciudad. No es que ella conduzca muy bien, de hecho ya hemos recibido varias pitadas. No sé exactamente a dónde íbamos. Pero como dijo Hoseok, debo dejarme llevar.
— Oye, tú entonces eres amigo de Tae ¿cierto? – no apartaba la vista de la carretera, eso me reconfortaba. – Es que te subí demasiado rápido a Bla Bla, sin saber ni tu nombre.
— oh si… sae yo, Min Yoongi
— Tu español me hace gracia. No tengas miedo de hablarme, yo pronuncio horrible el coreano. No sé cómo Tae, llegó a entenderme.
— ¿De qué la conoce?
— ¿a Tae? – preguntó con gracia.
Asentí, mientras ella hacía una parada en una gasolinera. Me miró por primera vez. Me sentí intimidado por sus ojos azules.
— Pues nos conocimos en Noruega, hace ya años. Creo que tu ibas con él en ese viaje, ya que recuerdo que iba con su grupo. – se levantó del asiento, quitándose el cinturón.
Me quedé mirando sus movimientos, como estúpido.
— Voy a comprar unas cosas de comer y de beber ¿vienes o quieres algo?
— Water… ¿agua? – Soy estúpido, se bastante español, pero me da vergüenza hablarlo y quedar en ridículo.
— Te lo traeré ahora. Puedes acomodar mejor tus maletas, estarán más seguras en el armario. Puedes sentirte en tu casa.
Salió de la caravana, dejándome solo con los dos perros. Ambos me miraban con atención. Hice caso a lo que me dijo la chica, era cierto que podía ser peligroso dejar la maleta suelta por la caravana, estando en marcha. Los dos perros estaban acomodados en sus asientos y con sus cinturones puestos.
Agarré mi maleta y me acerque al armario que había junto a la cama, justo justo al lado de la puerta que llevaba al pequeño baño. Abrí la puerta del armario había un hueco justo en el que cabía mi maleta la adentré en este, haciendo un poco de presión, para que entrará. Lo que no esperaba, es que el cajón de arriba se saliera y toda la ropa de la chica, me cayera encima.
— Hey chico, ya volv… ¿porque tienes mis bragas en la cabeza?
En estos momentos, maldecía por ser tan pálido. Estaba más que rojo y era muy notable. Tampoco sabía exactamente qué decir, estando lleno de su ropa interior.
— Y-yo… So-sorry. – ni las palabras me salgan, de lo avergonzado que estaba.
— Tae no me dijo que eras tan atrevido… – bromeó con una gran sonrisa en su boca.
¿No está enfadada? Pensé que querría matarme por pervertido. O por lo menos denunciarme.
La chica se acercó a mí, dejando la bolsa con lo que había comprado en la encimera de la mini cocina. Me quito toda su ropa interior de encima, sin quitar su sonrisa burlona.
— Hey tranquilo mejillas rojas, la estantería está mal puesta y se suele caer. Debí haberte avisado antes. No sé cómo arreglar el estúpido armario.
— Puedo hacerlo. – por fin hablé correctamente, a pesar de tener a la chica bastante cerca y recordar el incómodo momento vivido hace apenas segundos.
— Sería genial. ¿Seguimos con el viaje? Nos queda un largo camino hasta Gibraltar. Tae me dijo que querías verlo.
— Si, grashias.
— Adoro tu acento al hablar, es adorable. – Volvió a tomar asiento y a colocarse el cinturón. Hice lo mismo, después de agarrar la botella de agua que había comprado. Realmente tenía hambre.
Nuestro camino a Gibraltar, fue tranquilo. Apenas hablamos, ya que íbamos tranquilos escuchando música. Me sorprendió que supiera quiénes éramos BTS y que no se volviera loca o creará un escándalo.
Home sonaba en la radio, una de mis canciones favoritas. Es relajante para mí. Hasta que una llamada lo jode todo, encima era una videollamada de Seokjin. No puedo colgarle, porque me arriesgo a cincuenta llamadas suyas. Acepté la llamada, sabiendo que me dejarían en ridículo.
— ¡Yoongi-ahh! ¿¡Porque no contestabas!? – Grito, desde la otra línea. A la chica le hizo gracia.
— hyung por favor, no alzes la voz. No me sonó el teléfono, lo siento.
— ¿¿Dónde está lyna?? ¿Hyung y mi amiga? – Taehyung le había robado el teléfono a Seokjin. Junto a él estaban Jimin y Jungkook, los dos curiosos.
Le mostré un poco a la chica conduciendo, esta saludó tímidamente, para seguir centrada en la carretera. Ya estaba anocheciendo.
— ¡Lyna! Cuida de Yoongi hyung, él es muy reservado, pero cuando gane confianza os llevaréis muy bien, lo se. – ignore un poco lo que dijo.
Hablamos por un rato más, de hecho para ellos, me fui a la zona de la cama, porque Seokjin insistía en hablar de mis problemas y no es algo que quería que la chica supiera.
Cuando volví a sentirme, llegamos justamente a una zona de descanso de camiones.
— Dormiremos aquí. Tú estás cansado del largo viaje y yo también tuve un largo viaje. Mañana seguiremos nuestro camino. – se levantó del asiento quitando su cinturón. Se encargó de bajar las cortinas de la luna delantera, para más privacidad en cuanto a la calle.
— Solo hay una cama. – era la primera vez que sentía que mi español era bueno.
— ¿Y? Ouh olvidé que eres multimillonario y que duermes entre billetes. – habló llena de sarcasmo.
— Bien, por mí no hay problema. Soy rico, pero me da igual donde dormir, mientras pueda dormir.
— Ya te vas soltando, chico de mejillas rojas. Ten cuidado al coger tu pijama, no vuelvas a llevarte mi ropa interior o pensaré que tienes alguna clase de fetiche raro. – dicho eso, salió con ambos perros de la caravana. Deduzco que a sacarlos un poco, para que hagan sus necesidades.
Admito que me encanta que utilicen la ironía y el sarcasmo, como lo hago yo. Pero me da que tendré más que algún problema o discusión con ella. Está loca, es evidente.
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Espero que os haya gustado 💜
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