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|Los preparativos|
「Saihara Shuichi」

—¿Shui...? —Sentí un suave mover de mi brazo, por lo que me quejé un poco y el movimiento cesó.

—Shui, ya es de día... despierta. —Habló suavemente Kokichi.

Abrí un poco los ojos, pero di con una completa oscuridad, así que levanté la cabeza. La luz de la mañana me recibió pacíficamente para mí suerte, y pude ver a Kokichi inclinado hacia mí, aun portando su pijama.

Masajeé un poco mis ojos, algo perdido. —Buenos días, amor... —Musité con la voz completamente ronca.

Soltó una suave risa. —¿Qué haces acá? Pensé que no tenías trabajo, te va a doler la espalda. —Dijo, apartándose un poco mientras cogía el lapicero y lo dejaba en su lugar.

Me enderecé lentamente y me tronó la espalda, por lo que me quejé un poco para luego soltar un suspiro relajado. Que bien se siente tronarse la espalda al despertar...

—Si, no tengo trabajo, pero... —miré el cuaderno de forma rápida y sutil, pero la hoja estaba completamente aplastada y apachurrada—, no podía dormir y vine aquí a ver si conseguía conciliar el sueño.

—Vaya que lograste el cometido —rió, alegremente, tomando el cuaderno. Por un momento me quedé estático al ver que leía la libreta, pero solo arqueó la ceja con notable duda—. Creo que se borró todo lo que escribiste —levantó la mirada, sonriendo—, y por suerte no se quedó en tu cara.

Pasé mi mano por mi mejilla por instinto, ocasionando la risilla de Kokichi. Cerró el cuaderno y lo dejó de lado antes de extenderme su mano, dándole la vuelta al escritorio.

—Vamos abajo, aún me debes un desayuno que me deje con diabetes. —Exclamó, sonriente.

Le devolví la sonrisa y acepté su mano mientras me levantaba de la silla. Me estiré un poco antes de besar su mejilla y salir con él de la habitación.

—Ve a la cocina, me quitaré el pijama. —Le dije en cuanto pasamos frente a la escalera.

—Okis.

Él bajó las escaleras a paso alegre, por lo que le vi bajar unos cuantos escalones antes de dirigirme a la habitación a cambiarme de ropa. Me dirigí al baño de nuestra alcoba y me lavé la cara, así como me enjuagué la boca. Luego de cambiarme, volví a salir, esta vez bajando las escaleras en dirección a la cocina.

Al entrar, vi a Kokichi en el comedor, bebiendo un vaso de agua mientras usaba su móvil. Yo también me serví un vaso de agua y me fui a poner contra la isla de la cocina para pensar que hacerle de desayuno.

Algo rápido, pero dulce... quiero decir, en poco Kokichi tiene que ir al trabajo, estoy seguro de ello. Dejé mi vaso en la isla y me puse a revisar el frigorífico, así como la lacena para ver qué podía cocinar. Está un poco vacío porque estamos a mediados de quincena, tal vez tenga que hacer algo, no solo rápido, sino que también simple.

No me apetece ir a la tienda tan temprano... Saqué algunas cosas del frigorífico, como huevo, mantequilla, algunas fresas que nos quedaban, el azúcar, leche, un poco de moras que encontré entre los cajones; de la lacena saqué pan en rebanadas, harina, canela. Saqué los utensilios que necesitaría y me puse manos a la obra.

Un plato de pan a la francesa y crepas con fresas y moras no está nada mal para ser un desayuno simple, rápido y dulce. Yo, al menos, lo acompañaré con café, pero a Kokichi le haré chocomil.

Estuve un rato cocinando y batiendo con el globo la mezcla de las crepas. Kokichi me ayudó a lavar las fresas y moras, así como a cortar las fresas a la mitad. Serví el desayuno en los platos y lo llevé al comedor, colocándolo con cuidado. Luego hice el chocomil de Kokichi y mi café, sirviéndolo en nuestras respectivas tasas antes de llevarlo a la mesa también.

Dulce propuestaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant