PREFACIO

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Una carta;

Dedicada a la persona que más quiero. o quise, o querré;


Llegó el momento de contarte como comencé, o comenzamos con todo esto.

Para comenzar debo relatarte la muerte de Ingrid, mi madre.

Eso fue algo que nunca antes supiste a ciencia exacta.

Toda mi pesadilla, mi infierno en vida propia, el pandemonium comenzó un 3 de octubre del 2016, sí en aquel entonces tenía 17 años, pero eso sí era algo que sabías.
Mi madre, Ingrid, fue secuestrada al igual que yo por la búsqueda Ángelo, mi padre —gracias al cielo no tuviste la maldición de conocerlo—, querían saber dónde se encontraba (al igual que nosotras).
A Ingrid la tuvieron 2 días en una habitación sin acceso a un baño, sin comida, ni una gota de agua. Una situación sumamente carente de humanidad.

Cada vez que caía al piso cegada por el sueño la asaltaban para que despierte, la torturaron e hicieron cosas inhumanas con su cuerpo.

Al comienzo se notaba la tranquilidad rondando por su rostro por el simple hecho de pensar que estaba sola en eso sin que sus hijas estén sufriendo.

Error, un grave error.

Llegado el tercer y último día, la apuñalaron reiteradas veces en zonas donde simplemente iba a sangrar, más no morir.

Ella seguía levantándose en honor a sus hijos demostrando fortaleza, pero no fue hasta ahí donde cayó en cuenta que demostrar fortaleza por alguien es también demostrar debilidad, y cuando hay alguien que te quiere joder se rebusca en cada una de tus debilidades.

En ese momento le arrojaron a sus pies el cuerpo de su hija con chupetones, morados, magulladuras en todo el cuerpo, un cuerpo pálido, un cuerpo frío, un cuerpo muerto.

Un cuerpo que había perdido la vida, el alma y toda su bondad.

No soportó la culpa de haber estado tantos años con un hombre que con sus idioteces provocó su tortura, y peor aún la muerte de su hija, muerte provocada por un sádico violador.
No soportó el dolor, y con el alma hecho trizas falleció de un paro al corazón.

Fue la reacción de su cuerpo al dolor que experimentó tras la pérdida de su hija. Una hija que vivió su vida sacrificándose cada día para ayudar a solventar gastos, pero no fue simplemente con lo económico, fue su alma, su espíritu lleno de vida que iluminaba el hogar y los hacía olvidarse de la miseria que conllevaban día tras día.

Una hija que estaba pagando los pecados que no le correspondía, una hija que no merecía que ninguna persona ponga una mano sobre su cuerpo sin su aprobación, una hija que sufrió hasta su último segundo de vida.

Una hija que luchó más de lo que vivió.

Para Ingrid no hubo tortura más dolorosa que la tortura del corazón, se lo quebraron.

¿Por qué? Por no saber el paradero de la rata de alcantarilla que en un momento llegó a amar.

Porque sí, Ángelo fue amado, mucho más de lo que merecía.

Hay detalles intermedios que no valen recordar, porque los conoces.

Si te sigues preguntando como sobreviví a todo eso. No lo hice, jamás lo hice. Una parte de mi murió ese día, la mayoría de mí.

Ahora, ¿Cómo seguí respirando?

Me secuestraron el mismo día que a mi madre, me mostraron todas y cada una de las torturas que le hicieron, y no importaba cuánto imploraba que paren, no lo hicieron

In the end Alora +21Where stories live. Discover now