CAPÍTULO DOS.

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Un leve soplo de aire te da vida, aviva la chispa o te hace notar la libertad que anhelas.

Aarón;

Su pecho sube y baja con lentitud, en paz, con tranquilidad.

Está dormida. Lleva dormida varias horas, y nada irrumpe en sus sueños, lo cual me alegra en demasía el que ya no tenga las pesadillas recurrentes que atormentaban su día a día.

Se encuentra de medio lado, tiene escasos retazos de tela cubriendo su desnudez. Toma cada fracción de mi mente mantener las manos lejos de su cuerpo, pero una pequeña parte se niega aceptar que la tengo al lado mío sin poder apreciar la suavidad de su piel.

Las yemas de mis dedos acarician su espalda, se remueve un poco, suspirando, pero vuelve a acomodar su cabeza en la almohada ubicando su espalda más hacia mi cuerpo. Le gusta, la conozco lo suficiente para reconocer los lugares que le gustan ser acariciados en medio de su sueño.

Noches enteras la tuve acostada sobre mi pecho, o con su espalda pegada a mi torso, noches enteras donde la sostuve con mi cuerpo.

Todo lo jodí, pero jamás podré ser capaz de renunciar a ella.

6 años pasaron de la primera vez que la vi, y desde ese momento su vida no abandona mi mente. 6 años negándome a aceptarlo. 6 años en los cuales hice todo lo que estuvo en mis manos para hacer que su vida fuera la mejor posible.

Seguí repasando su espalda. Lo mejor era volver a dormir, había descansado solo 3 horas desde nuestra llegada. Me levante intentando hacer el menor movimiento o sonido para no despertarla. En el baño lavé mi cara para aclarar mi mente, cosa que era complicada.

Cada vez que Alora estaba cerca, mi mente se nublaba con su presencia.

Lo correcto claramente sería darme la vuelta y salir de su casa, de su habitación mínimamente, pero yo no podía concebir la idea de alejarme ahora.

Merry levantó su cabeza cuando volví a acercarme a la cama, pero al notar que era yo, volvió a recostar su mentón sobre una de sus patas.

Alora estaba recostada sobre su estómago con las sábanas arrugadas a sus pies, tenía la mala costumbre de dormir destapada siempre. Así que, teniendo una vista de su espalda, su culo respingón y sus piernas torneadas a mi vista, ignoré a cada pensamiento negativo que almendrada mi mente y recosté mi cabeza en el arco de su espalda, con una mano seguí acariciando la parte de arriba de su espalda, con la otra abracé su trasero, porque sí, ya había dormido noches enteras así.

Cerré los ojos por un momento permitiendo a mi cuerpo relajarse y tomar todo lo que pudiera de ella antes de volver a marcharme.

*****

Alora estaba molesta e irritable por la resaca, puede que despertar y tener mi cuerpo sobre el suyo durmiendo plácidamente también haya aportado algo a su estado de ánimo.

Ella me sonreía, se mostraba sumamente amable, pero sabía que cada que terminaba de formular una oración ella inhalaba aire para evitar mandarme a la mierda. Además, la conocía lo suficiente, su bella máscara de «Estoy siempre bien, nada me afecta y si lo hace no te enterarás» me gustaba mucho para otras personas, pero no para mí

«Te lo ganaste a pulso» se mofaba mi voz interior, y sí puede que esté en lo correcto, pero para lastima de todos estaba en pleno estado de negación sobre todo lo que ocurría en relación a nosotros.

—Debo ir a revisar varios contratos sobre las nuevas sucursales —informó sin siquiera mirarme, tomó un sorbo de café —, si quieres puedes quedarte, pero yo no voy a estar en los próximos días —dejó la taza sobre el mesón, miró algo en su móvil, pero no se inmutó por más que un rastro de preocupación se asentó unos segundos en su rostro—. Lucrecia vive aquí, y la persona encargada de la limpieza llega en unas horas, pueden ubicarte o hazlo tú.

In the end Alora +21Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum