Druig miró a algunos humanos que estaban peleando. Sus ojos se volvieron de un dorado pálido y se congelaron.
Makkari se acercó a él. No se supone que hagas eso.
El se encogió de hombros. Hacerlo una vez no hará daño. Ella sonrió. ¿Una vez?
Él puso los ojos en blanco. ¿Qué vas a hacer ahora? Ella se encogió de hombros. Únase a Sersi para probar algunas tradiciones que tienen los humanos. El asintió.
Ella se alejó.
Sersi sonrió serenamente mientras pasaba cuentas por el cabello de la niña. Makkari observó con interés mientras probaba un dulce tradicional.
Sabía bien. Se secó las manos y se sentó junto a Sersi. Sersi le sonrió. "¿Quiero probar?" Makkari sostuvo un mechón de cabello de la niña y una cuenta rosa con inseguridad.
Sersi instruyó mientras empujaba la cuenta hacia arriba ya lo largo del largo y oscuro cabello de la niña.
Después de una hora de arduo trabajo, la niña tenía docenas de cuentas de colores en su cabello. Makkari se despidió de ella mientras ella se alejaba riendo.
Sersi le sonrió a Makkari y abrió la boca para decir algo antes de sonreír con complicidad y decir adiós.
Makkari se dio la vuelta para ver a Druig. Sostenía un nuevo ramo de rosas rojas. Una amplia sonrisa se extendió por su rostro.
Gracias. Él sonrió. Mientras tomaba el ramo, él le puso una mano en la cintura y le pasó la otra por el pelo.
Besándola profundamente, cuando finalmente se separaron, Druig se inclinó para besarla de nuevo.
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