Le tomó un tiempo calmarse, los fuertes latidos de su corazón en sus oídos se silenciaron muy lentamente. Shang Qinghua parpadeó y se secó las lágrimas con petulancia con el dorso de las manos.
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Siempre le dijeron que tenía una fea cara de llanto. Y sabiendo que quienquiera que lo haya salvado , o lo que sea , probablemente regresará en algún momento, Shang Qinghua no quería saludar a su héroe con la cara mocosa y los ojos hinchados.
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El cielo lo tenía, no necesitaba esperar mucho para que la superficie inmóvil del agua se perturbara pronto y Shang Qinghua se encontró cara a cara con el mismo dragón-sirena humanoide de antes. Shang Qinghua se comportó con un poco más de gracia esta vez, lo que significa que no se desmayó, aunque estuvo cerca. Sin embargo, dejó escapar un grito vergonzosamente fuerte y se arrastró hacia atrás hasta que una piedra afilada lo picó en el riñón.
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Y luego se miraron el uno al otro. Durante un período de tiempo incómodamente largo para los estándares humanos. Shang Qinghua apenas se atrevía a respirar, un torbellino de emociones recorría su pequeño cuerpo. Ya no podía negar la leyenda sobre el Rey bajo la Superficie, mientras miraba la cara injustamente hermosa e intimidante del dragón-sirena.
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