Sin embargo, Mobei Jun aún logró una tarea tan grandiosa sin que él se diera cuenta. Shang Qinghua no sabía cómo sentirse al respecto. Sus sentimientos rozaban la calidez de la consideración y el deseo de gritar al vacío de la fría intimidación.
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¿Fue algún tipo de hechizo mágico en funcionamiento? ¿O tal vez Shang Qinghua realmente se durmió en un momento, lo suficientemente profundo como para no escuchar el martilleo de una roca?
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O al tercer día, cuando Shang Qinghua se sintió mareado por la falta de sueño y se golpeó el dedo con la fuerza suficiente para sangrar mientras se ocupaba del pescado fresco.
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"¡Estúpido pez, estúpida roca! Moverse demasiado ... no es como si tu lucha te llevara a ninguna parte, muchacho ".
Shang Qinghua murmuró debajo de su nariz y abrazó su mano herida contra su pecho.
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