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↳ ¿NARUTO ESTÁS BIEN?
«Es un nuevo día. Un nuevo comienzo. Tal vez hoy Sasuke al fin me preste más atención.»
Con una pequeña sonrisa y a paso lento, Sakura se dirigía a su compañero de equipo, Sasuke Uchiha.
Esté se encontraba arrimado a la baranda del puente, en el que esperaba a que lleguen Naruto y Kakashi, sin notar la presencia de su compañera de equipo.
―Sasuke-kun ―saludo con una sonrisa―. ¿Cómo has estado?
Sasuke, que estaba algo irritado, sólo la miro de reojo, y le dio una respuesta seca. Sakura se siento abatida, pero no dio brazo a torcer, y siguió insistiendo.
―Sasuke, te ves algo irritado. ¿Qué sucede? ―preguntó acercándose al chico.―. Si te hace sentir mejor, te he hecho un pequeño pastel, para endulzarte el día. ―dijo tímida ofreciéndole una cajita, en donde estaba el pastel.
―Gracias, pero no me gusta lo dulce. ―respondió sin interés.
―Por favor Sasuke, al menos prueba un poco. ― suplico Sakura.
Sasuke miro la caja, que ahora yacía abierta mostrando la pequeña tarta. «Sólo probaré un bocado».
―Sólo un bocado, ¿bien? ―dijo Sasuke, la joven Haruno asintió feliz. El Uchiha sostuvo la mini cuchara que le dio Sakura, y probó el pequeño pastel.
Sakura estaba más que feliz, era la primera vez que Sasuke aceptaba algo que le ofrecía.
No pasó mucho para que Kakashi y Naruto llegarán.
―La misión de hoy es simple, deberán ayudar a un señor con sus cultivos. ―dijo feliz Kakashi. Sus alumnos lo miraron con un poquito de enojo.
―¿Para eso nos hizo despertar tan temprano? ―pregunto el niño rubio sin esperar respuesta― ¡necesitamos tener una misión real!
―Naruto tiene razón. ―Sakura volteó a ver a Sasuke. Kakashi sólo lo miro con aburrimiento.
―Por hoy harán lo que les dije. ―al terminar de decir eso, comenzó a caminar.
El equipo 7 llego al lugar pactado. Mientras Kakashi hablaba con el señor los chicos tenían que encargarse del cultivo, sacar lo que ya estaba bien crecido y volver a plantar. Cabe mencionar que estaban bajo el sol, y Naruto ese día no había desayunado, ya que él tenía planeado comer después de la misión.
De repente, él comienza a sentirse débil y mareado debido al intenso calor. Su frente está perlada de sudor y su respiración se vuelve agitada. A medida que camina, sus piernas se vuelven cada vez más pesadas y temblorosas. Sus ojos se vuelven vidriosos y lucha por mantenerse en pie.
