Las escandalosas - Spin-off - Red Tales - *COMPLETA* ☑️

Capítulo 1.- La chica nueva

Ashley

Bostezo sonoramente mientras cambio los libros de mi bandolera por los de las clases que tengo después de la comida. Anoche apenas dormí y se me escapa una sonrisa idiota al pensar en el motivo. Saco un cuaderno también para escribir o dibujar, porque me toca cálculo y me aburre un montón. Luego me miro brevemente en el espejo del interior de mi taquilla, para comprobar que el flequillo que me corté la semana pasada está en su lugar. Mis ojos azules parecen más claros y brillantes gracias al rímel que me he puesto antes de salir, para disgusto de mi hermano (y tutor legal) Deacon.

―¿Quién es esa y por qué se cree con derecho a hablar a Christopher Silverman? ―me pregunta Bonnie, apoyándose a mi lado con tantas ganas que me cierra la taquilla de un golpe―. Si él es superpopular. ¿Por qué le habla?

Miro sobre mi hombro para ver a la chica. Es guapa, supongo, la veo de lado, pero tiene el pelo castaño con mechas más claras y va muy maquillada, sus ojos me parecen claros, quizá verdosos. Lleva un vestido corto, porque hay una ola de calor en Havenfield, pese a que aún estamos a primeros de junio, hace un calor bastante asfixiante. Al menos para lo que estamos acostumbrados por aquí.

―Ella también parece popular ―le digo a mi amiga, sin quitar la vista de la chica que se enrolla un mechón de pelo largo en el dedo mientras sonríe a Christopher Silverman.

Bonnie finge vomitar, haciendo que sus nuevas mechas verdes se agiten por el movimiento junto con su larguísimo pelo castaño, y eso parece atraer la atención de Christopher sobre nosotras. Me sonríe y me quedo sin aliento. El corazón me late a toda prisa y las manos me hormiguean. Quizá debería volver al hospital para que comprueben que estoy bien, porque no me parece normal que me produzca estos efectos, ni siendo Christopher Silverman.

Alzo la mano para saludarle de una forma un poco ridi, hasta muevo los deditos. La sonrisa del chico más popular del instituto se hace más grande. ¿Es posible que le haya parecido más adorable que ridícula? Seguramente sí, porque le dice algo a la chica, que mira hacia mí con el ceño fruncido, y se acerca sin dudar.

Cuando Christopher Silverman cruza el pasillo desde su taquilla hasta mí parece que el mundo se para. La gente lo hace, sin duda, para dejarle pasar. Sé que él no da importancia a la popularidad y no es un abusón, ni nada parecido, a diferencia de Mason, el segundo más popular. Christopher Silverman no nota que el mundo se detiene para que él avance, que las chicas suspiran a su paso y los chicos le envidian. Christopher Silverman no nota que me están sudando las manos y que mi respiración se vuelve superficial. Christopher Silverman no sabe lo que su mera existencia produce en el instituto, porque Christopher Silverman solo me ve a mí mientras se acerca.

Y yo lo veo todo de él: su pelo negro, largo hasta los hombros moviéndose a cada paso que da, como un anuncio de colonia; también distingo cada pintita dorada de sus ojos verdes; pero lo que más llama mi atención son lo anchos que son sus hombros y lo bien que le queda la sudadera que se ajusta a sus músculos marcados.

―Hola, Bonnie ―le dice a mi amiga, antes de plantarme un beso en la boca que está a punto de hacer que me desmaye.

No sería tan raro. De hecho, la primera vez que nos besamos me desmayé de verdad. Ahora me flojean las rodillas, por suerte Christopher parece darse cuenta y apoya una mano en la parte baja de mi espalda para mantenerme contra él, mientras sus labios entreabren los míos con suavidad para que su lengua incursione en mi boca.

―Chicos... ―nos regaña un profesor que pasa por nuestro lado y Christopher me suelta como si no hubiera estado comiéndome la boca un segundo antes.

Las muestras de afecto de este estilo están prohibidas en el instituto, pero parece que Christopher Silverman tiene serios problemas para mantenerse alejado de mí. Y puede que los profesores sean especialmente complacientes conmigo. A fin de cuentas, hace menos de un año estuve a punto de morir y pasé un infierno para recuperarme y, sobre todo, recuperar mi voz. Así que no es raro que tengan manga ancha.