La belleza del fuego

22 8 0
                                    

Las manos le duelen, puede ver y sentir indicios de futuras ampollas donde la piel arde por el sudor acumulado en su blanca palma. Lanza la pala dentro de la caja trasera de su camioneta y se sienta en el asiento del conductor mientras los surcos en su frente se profundizan cuando su seño se frunce con mayor fuerza y una bruma oscura le cubre el rostro. No está feliz.

Dejando sus manos con las palmas hacia arriba sobre su regazo, apoya su frente contra el volante y, tras cerrar los ojos, suelta un suspiro frustrado que se transforma en tos; tos de tabaco. Sin mirar enciende la luz de la cabina y de la guantera extrae una pequeña libreta de tapas duras en un color gris bastante desgastado. Libreta donde se puede ver que muchas hojas han sido arrancadas.

"El humano hace perder la belleza del fuego, además que no permite su correcta admiración ya que, a pesar que el combustible ayudara en cierta forma, es imposible quemarle por completo. Además, el aroma a carne asada es realmente nauseabundo. Demasiado trabajo para la eliminación de los restos, una experiencia para nada buena." Se logra leer que escribe en una letra pequeña donde mayúsculas y minúsculas se mezclan en una clase extraña de cursiva donde las letras parecen amontonadas.

Escribe algo más, lo suficiente para llenar una carilla y luego procede a arrancarla. Un encendedor en forma de calavera abre la mandíbula y una lengua de fuego aparece fuerte y brillante. Lame lentamente el papel, lo degusta justo como los ojos que la miran, y toma más fuerza, multiplicándose hasta volverse llama. Es cuando él deposita el papel sobre un cenicero plateado que hay sobre el asiento del acompañante.

La dama de fuego danza y devora papel y tinta, dejando tras de si un rastro negro que luego se vuelve gris cuando, como un pulso, pequeñas líneas rojizas recorren los restos. Restos que pasan a enroscarse sobre si mismos, quedando quietos en un tono blanco nieve que contrasta con la amarillenta sonrisa del hombre que mira con fascinación todo el proceso.

El fuego lo vuelve todo puro —agrega mientras, con sus dedos, rompe las suaves cenizas, para que así nadie pueda leer lo escrito allí.

Disfruta un rato más la agradable sensación entre sus yemas y coloca una especie de tapa artesanal al cenicero. Toma nuevamente la libreta y se dirige al final; justo del lado interno de la tapa trasera, una lista con solo dos palabras sin tachar.

Humano, es la palabra sobre la que el bolígrafo azul dibuja a lo largo varías líneas que vuelven sobre sí mismas una y otra vez.

Mira la lista con un extraño cariño y adoración, repasa las otras palabras y en sus ojos parecieran pasar ciertos recuerdos que hacen que sus dientes vuelvan a aparecer en una escalofriante sonrisa. Llega al último punto sin tachar y acaricia lentamente la corta palabra escrita con letra temblorosa. CASA, solo dos sílabas que le generan una explosión de sentimientos encontrados; caos que se desaparece solo con imaginar la belleza de las llamas devorando todo.

Será hermoso —susurra con cierta emoción contenida mientras enciende el vehículo y comienza su viaje de descenso de la montaña.

Un hombre sonrienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora