7: Amiga

5 1 0
                                    


— Entonces... ¿Firmarías está autorización para que me den un apartamento en la Ciudad Deportiva? — Preguntó Kai a su madre, quien miraba los papeles con desconfianza.

— Aquí dice claramente "Apartamento para dos personas", ¿A quién pretendes llevar contigo?

— Hay una amiga que...

— Ah, entonces un chico y una chica que...

— Se trata de Nora.

La madre de Kai guardó silencio enseguida. Sabía todo por lo que pasó Nora últimamente y, tratándose de eso, le costaba mucho encontrar motivos para negarse.

— Es un ahorro importante de pasaje, la Ciudad Deportiva está enfrente del Bach 1. La escuela de Nora queda en otro extremo del complejo, así que tampoco está muy lejos que digamos.

— Aquí pone que para acreditar un apartamento decente se necesita que al menos uno de los dos practique algún deporte activamente y tú ya no estudias artes marciales.

— Nora sigue en clases de Tenis.

La madre de Kai se estaba quedando sin argumentos.

— ¿No pagaremos luz, agua o cable?

— No, hay lavanderías comunes y todos mantienen la zona en condiciones. Aproximadamente 1,500 estudiantes se mudarán en una semana o dos, así que hay que mandar los papeles enseguida.

La madre de Kai pensó algo por unos segundos. Pareció decidirse y sacó un bolígrafo.

— ¿Dónde debo firmar?

Mateo esperaba junto a la entrada. Kai se acercó y se sentó en el suelo, junto a él. Ambos quedaron en silencio un tiempo considerable. Varias personas del Turno 1 estaban saliendo todavía.

— ¿Ya pagaste la cuota voluntaria? – Quiso saber Mateo.

— Venía hoy a pagarla, pero aún no veo a los que la cobran.

Ni un minuto pasó antes de que un par de adultos salieran de las oficinas de control escolar con un par de sillas, volantes, lapiceros y una caja con una ranura para depositar el dinero.

— Sí, son ellos.

Kai se acercó a la señora que estaba recibiendo a los alumnos. Leyó su identificación al pecho: se llamaba Janet Andrade.

— Disculpe profesora... ¿Andrade? Vengo por la cuota.

La señora se enderezó y extendió la mano. Metió el dinero en la caja y le dio un recibo recién rellenado a Kai.

— Muchas gracias... Kai, ¿Sencillo no?

— Sí, sencillo.

Ambos caminaron hacia el interior de la escuela; Sonia pasó a toda prisa y la mirada de Kai se desvió ligeramente. Mateo se dio cuenta y se echó a reír.

— Buenas tardes, Matt - Saludó Sonia con una sonrisa antes de irse a quién sabe dónde.

— Hey – Respondió él, levantando la mano para saludar a Sonia, quien ya ni siquiera se encontraba ahí.

— Te odio — Declaró Kai.

Mateo acompañó a Kai.

— Creo que hoy me sentaré contigo - Dijo el representante del grupo, sin poder ocultar aquella desquiciante sonrisa burlona que se había grabado en su rostro.

— ¿Que te hace pensar que te dejaré hacerlo? Traidor.

— Vamos, ¿Te enojaste por lo de Sonia?

Seis Segundos de CaídaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora