Capitulo 35

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Capítulo 35

—Pero ¿Por qué? —preguntó Ryan.
—Porque me pidió que me fuera y no me fui y le dije que hoy iríamos los tres al partido de los Lakers le gustara o no, y entonces ella me dijo que si quería jugar que jugara, pero que ella también iba a hacerlo —les conté.
— ¡Un momento! ¿Acabas de decir partido de los Lakers? —dijo Ryan.
— ¿¡Llevaras a ______ y a Robín al partido!? —dijo sin poder creerlo Phil.
— ¡Bueno! No podía dejar que salieran hoy y perderme el partido por estar detrás de ellos. Algo tenía que hacer... y no se me ocurrió mejor cosa que invitarlos al partido —me defendí.
—No puedo creerlo, ¿Qué te pasó amigo? De verdad esto ya me preocupa —dijo Keomaka.
—Quiero llorar, quiero... quiero a tu prima Bruno —habló Lawrence.
— ¿Acaso tu también vas a querer un psicólogo? —le preguntó Ryan.
— ¿Podríamos ir por orden y concentrarnos en mi problema? Después vamos a todos los problemas de ustedes —les dije.
—Tu problema es simple y sencillo... tienes que ir agarrar a _______ y decirle: _______ yo no sé en qué momento pasó, ni como. Pero te amo, y no puedo dejar de pensar en ti... me he vuelto un completo idiota... un poco más de lo que ya era. Y ahora todo mi mundo depende de ti... de tu mirada, de tu sonrisa. Solo quiero estar contigo y que seamos felices. Por favor, se mía para siempre —habló cursimente Phil. Ryan y yo estallamos en risas. ¡Oh dios, eso no podía ser cierto!
— ¿Eso es lo que estas pensando decirle a mi prima? Te lo digo amigo, se te va a reír en la cara. Eres demasiado cursi…
—Que bajo concepto tienes de Isidora, es mujer todas las mujeres se derriten quieran o no con esas cosas. Pueden comprobarlo ¿Cuántas veces usaron a Neruda o a sus equivalentes para conquistar a una mujer? —nos preguntó.
—Tienes razón —dijo Ryan.
—La única diferencia es que esta vez cuando se lo diga, si es que me animo a decirle le hablaré desde el corazón —dijo totalmente cursi. Fruncí el ceño.
—Hermano... me emocionas. Eso se llama tener los pantalones bien puestos y amor por otra persona además de ti —lo felicitó Saltamontes.
—Lo sé, la diferencia entre Bruno yo es que yo sé cuándo ser humilde —se defendió.
—Ustedes dos no me están ayudando... solo me están hundiendo —les reproché.
—No es eso Bruno, sino que intentamos hacer que entiendas que no todo en la vida es sexo y atracción física... esta permitido que sientas amor por la chica con la que te acuestas —me aclaró Ryan.
—Pero yo no quiero sentir amor —le dije.
— ¿Por qué? —preguntó Lawrence.
—Porque no sirvo para sentir amor —aseguré. Porque cuando se siente amor y lo pierdes... es un dolor terrible. No quiero volver a sentir una cosa así.
—Todos servimos para sentir amor Bruno… no seas terco piénsalo así. Imagínate que _______ se enamora de Reed y empiezan a salir—me dio un ejemplo Ryan.
— ¿Cómo vas a sentirte? —dijo Phil.
—Antes de que eso suceda lo mato —dije simplemente.
—Dile lo que sientes antes de que sea demasiado tarde.
—Y la pierdas para siempre...
¿Para siempre? Para siempre es una palabra demasiado grande. Pero entonces me puse a pensar un poco en aquello. ¿Cómo sería perder algo que nunca tuve? ¿Cómo sería perder a alguien que no se si amo? Entonces miré la hora en la pared de la cocina y ya eran las 7 de la tarde. Maldición iba a llegar tarde, y no podía permitirme eso.
—Muchachos debo irme, llegare tarde al partido. Son unos pésimos psicólogos, pero igual se los agradezco. Prometo que iremos los tres juntos al próximo juego —les dije.
—Eres una rata —me acusó Phil.
—Mal agradecido.... cuando te des cuenta de lo que hablamos va a ser demasiado tarde, y no estaremos aquí para escucharte —dijo Keomaka.
—Adiós —dije revoleando los ojos y colgué el teléfono.
Tomé mi abrigo y las entradas. Y salí de mi departamento. Esta vez no dejaría a Marylin en casa, ella era la única que merecía todo mi amor y respeto. Prendí marcha hacia el estadio, y llegué más rápido de lo que esperaba. Dejé a Marylin y vi como el auto de ______ llegaba al lugar. Estacionó justo frente a mí. Robín se bajó y del otro lado mi Cristine. Ambos me miraron.
—Apúrense que llegamos tarde —les dije.
Le dedique una rápida mirada a _______.
Ella solo atinó a mirar hacia otro lado. Robín se acercó a mí y me saludó amable. Tomando el brazo a su acompañante, _______ miró a su alrededor como inspeccionando el lugar. Les indiqué por donde teníamos que ir. Nos acercamos al hombre y les entregué las entradas. Asintió con la cabeza y nos dijo que lo siguiéramos. Estábamos en la fila 2 de la parte VIP, miré a mi alrededor y vi varias personas conocidas. Un viejo amigo se giró a verme cuando nos sentamos detrás de él.
— ¡Bruno! ¿Cómo estás?, tanto tiempo!—me dijo y me tendió la mano. La tomé y le sonreí.
— ¿Qué tal Leo? ¿Cómo te trata la vida? —le dije. Él rió levemente.
—Bien, bien aquí relajándome un poco mirando al equipo. No pude comunicarme contigo pero… tu donación para las causas ecológicas fue muy buena. Era lo que nos faltaba para completar —me dijo.
Sonreí por lo bajo

Dulce &  Peligrosa ObsesiónOnde histórias criam vida. Descubra agora