Capítulo 4

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—¿Qué sucede? —preguntó Ryan mientras íbamos al estacionamiento.
Habíamos tenido un día largo, por lo menos yo.
Después del taller de música no había vuelto a tener oportunidad de hablar con la nueva, así que lo dejé pasar y me reuní con los chicos.
En el camino quedé con la chica de esta semana. Al parecer la nueva será la de la siguiente semana, para mi suerte todavía hay chicas que no le temen a Romina y sus amenazas.
—Nada —afirmé desconcertado por su pregunta — ¿Por qué lo dices?
—Tienes cara de estar concentrado y molesto por algo —aseguró Phil mientras dejaba salir el humo del cigarro.
Solté una sonora carcajada.
—Es solo que Romina me revienta —mentí. El recuerdo de mi madre me había estado persiguiendo desde la clase de baile con _______ —No sé cómo pude ser capaz de relacionarme con ella —dije.
En ese momento Need (Romina) pasó por el estacionamiento, se volteó y a pesar de todo me saludó agitando su mano derecha. Y en ese preciso instante una brisa sopló levantándole la falda.
—Esta bien, tengo una breve noción del porque —terminé aceptando al ver sus piernas.
—Me das asco, amigo —dijo Ryan —Tú no discriminas a ninguna —me acusó y yo absorbí un poco de mi cigarro.
—Es la envidia la que te hace hablar —le afirmé.
—No —intervino Phil—Esta vez tengo que estar de acuerdo con Ryan, no conoces de límites Bruno. Uno de estos días alguien te dará una lección —dijo como abuelito.
Yo solo revoleé los ojos y lo dejé pasar.
—Pero mientras tanto, soy feliz con mis conquistas —repuse con una sonrisa de autosuficiencia.
— ¿En verdad lo eres? —preguntó Ryan con cara de preocupación y alzando una ceja.
—Por supuesto —afirmé — ¿Acaso tú no lo eres? —le devolví la pregunta.
Él solo se encogió de hombros.
—Ciertamente, me gustaría estabilizarme un poco —confesó y yo no pude más que quedarme callado.
—Es cierto —le siguió Phil —Esto ya empieza a aburrirme —confesó encogiéndose de hombros. Trague saliva
— ¿Bromean cierto? —Dije con temor a perder a mis amigos, y ellos solamente soltaron una sonrisita maquiavélica — ¡Son unos idiotas! —les dije.
-¡Debiste haber visto tu cara! —exclamó Ryan en medio de una sonora carcajada.
Pero mi mirada se distrajo al ver a mi nueva compañera cruzando el estacionamiento.
La miré bien, ella se subió a un auto plateado del cual no pude ver el conductor. Pero no tardé en reconocer el carro.
Tan seguro como que el cielo es azul estoy seguro que ese auto es de Mitchell Aristely . El tipo que cursa la carrera de arquitectura.
—Mejor aun deberías ver tu cara de ahora —demandó Lawrence —Te has puesto morado, deberías respirar con más naturalidad. Te recomiendo el yoga —solo gruñí.
— ¿No te gusta que se te adelanten, no? —dijo Ryan mirando el auto que yo miraba.
—No —gruñí una vez más sintiéndome descubierto por mis amigos. Luego absorbí un poco más del cigarrillo y lo arrojé. Me monté en la moto —Pero igual tengo a muchas otras esperando.
— ¡Así se habla! —exclamó Phil contento.
—Me agradas cuando eres así de optimista —declaró Ryan.
Ellos también subieron a sus vehículos y salimos del estacionamiento.
Esta noche decidimos salir al bar de siempre. Aunque Phil se puso renuente al principio por el hecho de que mañana teníamos clases.
Eran cerca de las 11:36 p.m. yo aun quería tomarme unos tragos más y seguir jugando al pool con Ryan, pero la sensatez de Phil estaba por mandarnos a casa en cualquier momento.
El ambiente cargado del lugar, el metal fuerte sonando por alguna de las bocinas que servían de aspecto decadente, y los hombres rudos, que se habían hecho así a base de golpes y desilusiones de la vida. El lugar lleno de humo de cigarrillo y la mesera suficientemente guapa pero demasiado inteligente como para tomar en serio a alguno de los patanes que frecuentamos este bar…
¡Agh esté definitivamente era mi hogar!
Estábamos en medio de un partido de pool los chicos y yo cuando de la nada aparece Aristely seguido por el chico… Mmm, Keegan creo que se apellida.
Universidad pequeña infierno grande.
Parecía como si hubiesen sido sacados de una lavadora, demasiado acicalados como para encajar en un lugar como este y sin embargo trataban de actuar con naturalidad en un ambiente completamente ajeno a ellos… eran más falsos que una obra escolar de niños de preescolar.
— ¿Una competencia? —preguntó Aristely.
¿Cómo lo conozco? Ya lo dije, Universidad pequeña… infierno grande. Le sonreí.
—Por supuesto, solo di cuanto deseas perder —dije.
—Mil dólares —soltó rápidamente.
— ¿Seguro que sabes jugar al pool? —le pregunté con sarcasmo.
—Deja de jugar y elige un compañero —pidió.
— Jugaré con Maddox —dije y mi amigo dio un paso al frente.
— Henrie—dijo él y su amigo salió de entre la gente con un trago entre las manos.
Al parecer estaba sorprendido de verse envuelto en esta pequeña partida pero al mismo tiempo satisfecho… emocionado por la competencia.
—Al parecer hace mucho que no jugabas —se burló Aristely.
Ellos estaban jugando mejor de lo que pensé. Al final solo me quedó llegar a dos conclusiones:
¿O ellos son demasiado buenos o nosotros estamos distraídos esta noche?
Me quedó con lo segundo.
— ¿Quieres hacer algo de vandalismo con sus autos, esta noche? —me preguntó Ryan en un susurro sin que nadie excepto Phil se percatara. Sonreí por lo bajo.
—Ganaré esta partida —dije autosuficiente a Ryan.
Me tocaba a mí, era el último tiro, el decisivo para ganar. Un ángulo difícil, necesito darle 4 veces a la mesa para que la bola blanca vaya en la dirección correcta para meter la última en el hoyo. Difícil… pero no imposible.
Golpeé la bola y por ese mínimo de tiempo en el que la bola recorría la mesa, recé por que la hubiese golpeado con el taco, con la suficiente fuerza como para que hiciera todo el recorrido.
Golpe uno… [Conté mentalmente mientras que todos observaban absortos la bola y su recorrido casi maratónico]
Golpe dos… [Por favor no te detengas]
Golpe tres….
Golpe cuatro, golpeó la bola y esta entró. [Ganamos]
Si bien no me puse a brincar, si los irrité con mi actitud autosuficiente
— ¿Decían? —pregunté con sorna y Ryan estiró la mano para recibir el dinero.
Henrie los coloco con ira en su mano. Ryan se iba a dejar ir contra él, pero lo tranquílese poniendo mi mano en su hombro mientras Aristely y yo nos mirábamos casi retándonos con la mirada.
— ¿Qué haces en este bar Aristely? —lo cuestioné.
Tenía toda la noche reteniendo esa pregunta en mi mente.
— ¿Acaso no puedo salir a divertirme? —dijo.
Sonreí levemente, en verdad era extraño.
— ¿A un bar? —dije mientras levantaba una ceja.
Un tipo, unos metros atrás, buscaba problemas con algún incauto que había hecho algo que lo molestase.
De seguro era Román, un chico un poco más mayor que nosotros. Tan grande como un muro y tan duro como el asfalto, 23 años de vandalismo, más bien de destrucción masiva. Luego se escuchó cómo se quebró una botella…
Hook se la había quebrado en la cabeza al otro muchacho. Mejor demostración de que este no era lugar para ellos no podría haber conseguido.
—Tú estás aquí ¿no? —dijo un poco intimidado.
— ¡Hey Román! —le hablé y este me escuchó al otro lado del lugar.
Soltó al chico, el cual sangraba a chorros y alguien más lo auxilió, mientras Román caminaba intimidante hacia nosotros.
Se paró a un lado de mí y volteó a ver despectivamente a Aristely. Saludó a Phil y a Ryan amigablemente como siempre era con nosotros.
— ¿En qué te puedo ayudar, Bruno? —dijo con servicial vehemencia y mirando con toda su ira hacia Aristely y su amigo…Henrie, creo.
—En realidad, quería pedirte que llevaras a tu… ‘amigo’ fuera para arreglar sus asuntos. Ya sabes, estas poniendo a ‘los nuevos’ un poco nerviosos —miró con los ojos entrecerrados y casi arrojando llamas por ellos a esos dos.
Ellos solamente se quedaron quietos, inmóviles como estatuas.
Como si tuvieran enfrente a un toro salvaje y ellos solo tuvieran la manta roja y no la espada en la mano.
—Nosotros ya nos vamos —dijo Aristely  mirándome a mí —Solo quería verte en tu… ambiente
—dijo y se volteó. Caminó hacia la puerta.
—Román—solamente dije y este se paró frente a ellos impidiéndole el paso.
Aristely se giro a verme — ¿A qué has venido exactamente? —le pregunté.
—Ya te lo dije, a verte.
— ¿Acaso te gusto? —dije lascivo y con sorna.
Todos a nuestro alrededor rieron haciendo que Aristely se pusiera un poco rojo.
—Te vi caminando con ______… solo quería conocerte un poco más.
— ¿Y tú que eres de ella? —pregunté más interesado de lo que en verdad debería estar.
—Un… muy cercano amigo —dijo y me sonrió. Lo mire fijo, desafiante.
—Bueno, un muy cercano amigo, mejor te vas antes que decida que necesitas dormir en un hospital para que aprendas a no meterte en mis asuntos —lo amenacé.
—No me malinterpretes —respondió —Tú no me interesas en lo más mínimo, es ______ por quien estoy aquí.
— ¿Acaso ella te mandó? —le dije. Soltó una leve risa.
—No, ella está muy ocupada como para pensar en ti…
— ¿Eso crees? —le pregunté burlón.
Su mirada cambio notablemente.
— ¿A qué te refieres? —me dijo.
—Nada, nada —dije haciéndome el interesante — ¿Y qué es lo que piensas después de esta noche? —pregunté burlón.
—No eres su tipo —respondió secamente y se fue.
— ¿Lo seguimos? —preguntó Román.
—A sus motos —respondí.
—Un delito más y el juez revoca la sentencia Bruno —dijo Phil como la voz de mi conciencia.
—Lo sé… pero no haremos nada. Un susto nunca le ha hecho mal a nadie —dije inocente.
—Mejor  te quedas, vamos te invito yo —insistió y Ryan, pidió las cervezas.
—Phil tiene razón Bruno, si deseas pelear sabes que tendrás que hacer que él de el primer golpe.
Phil lo miró con los ojos envenenados.
—Me uno a la masacre solo si prometes que te cuidaras la espalda y no harás estupideces surgidas solo por el impulso —acotó Lawrence.
Rechine los dientes.
— ¿Qué pasa Phil? —Preguntó Román — ¿Ahora le temes a la policía?
—No bromees—le dije fastidiado y él se volvió a sus asuntos — ¿Y ahora? ¿Qué
demonios haremos? —dije enfadado y aún enojado por la inoportuna visita de aquel tipo después de algunas cervezas.
—Relájate hermano… solo es un imbécil.
Ryan palmeó mi hombro mientras tomaba un poco más de cerveza. Tomé mi vaso y también tomé.
— ¿De dónde conocerá a ______? —la pregunta salió sola de mi garganta.
—Quizás sean amigos de la infancia —habló Phil.
—Lo que sea, ese tipo es un idiota —dije.
—Si, y su amiguito Henrie también —agregó Ryan.
—Aun estamos a tiempo de ir tras ellos —me dijo Román, tentándome más de lo que realmente debía.
Tenía demasiadas ganas de ir tras ellos y enseñarles lo que es bueno.
—Ya Román, deja de tentarlo —le pidió Ryan.
—Eres un aburrido —le dijo a Ryan.
—Es temprano aún… solo será un poco de diversión —insistí.
Mi amigo negó con la cabeza.
—Es lunes, hay que volver.

Dulce &  Peligrosa ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora