Capítulo 2

914 81 5
                                    

Después de que la maestra me mandara a dirección, el director me sermoneo. No sé ni de que me hablaba me perdí cuando él me dijo Bruno Mars ya tan pronto en dirección... después de eso ni me pregunten qué me dijo porque no tengo ni la menor idea me fui completamente en mis pensamientos, recordando ese beso.

Ambos se acercaron a donde yo estaba sentado. Los miré y les hice un gesto para que se sentaran.
-La hiciste buena esta vez —me acusó Keomaka, con una sonrisa mientras me daba una palmada en la espalda y se sentaba a un lado de mí en la mesa.
Estábamos en la cafetería de la Universidad.
-Nunca me enorgullezco de mis impulsos —le contesté encogiéndome de hombros.
-Volviste a caer en la dirección y todavía no son las 10 de la mañana —sentenció Lawrence.
- Así es —contesté.
-¿Y cómo te fue? —preguntó Ryan.
-Creo que el rector y la secretaria están tomándome afecto. Me invitaron un café, unos bocadillos y el rector se fumó un cigarrillo conmigo mientras me decía la importancia de causar una buena impresión en esta Universidad, debido a las altas personalidades que aquí se encuentran —rieron con ganas.
-Ya no hayan como llegarte… —dijo Phil en una carcajada.
-¿Llamaron a tu padre? —preguntó Ryan. Me encogí de hombros.
-No —contesté secamente —El director prefiere tratar esto directamente conmigo… creo que mi padre ya le pidió que no le hablara cada 5 minutos por mis estupideces. De todos modos él no se encuentra en el país.
-Viaje de negocios —dijeron mis amigos al unísono.
-Fiesta —sentencié con seguridad.
-Me agrada como trabaja tu mente —dijo dándome una palmadita en la espalda Ryan.
-Mira quien viene ahí —dijo Phil con desenfado y un poco divertido —Parece estar enojada.
‘Ay no Romina, no por favor’ pensé.
No estoy de humor para ser simpático, y mucho menos con ella. Me volteé con temor y sonreí al ver que era la nueva y echaba chispas por los ojos. Me puse de pie.
-Lo siento —me disculpé cuando estuvo cerca y paró en seco su brusco andar.
Estuvo bueno ese beso y no me arrepiento de habérselo dado, pero no estuvo bien besarla sin su permiso.
-¿Te arrepientes? —me preguntó haciendo un esfuerzo por controlarse.
-No —fui sincero y recibí un puñetazo en la cara de su parte. Esto era extraño, normalmente las chicas dan cachetadas. Me sobe — ¿Y eso por qué fue? —pregunté haciéndome el inocente.
-¡Por besarme sin antes preguntarme! —me dijo y giró sobre sí misma para volver a irse.
Yo la tome del brazo y la jalé hacia mí.
-¿Te puedo besar? —le pregunté.
-¡No! —me dijo y jaló su brazo para poder irse.
Entonces la tomé por la cintura y la sujeté con firmeza. La volví a besar mientras forcejeaba conmigo para soltarse. Y la besé de la misma manera que antes, pero esta vez fui más rudo. Todavía me ardía la quijada por su culpa. Hasta que se quedó quieta y dejó caer sus brazos a los costados. Sus ojos miraban fijamente los míos, mientras mi boca seguía sobre la de ella. Me aleje despacio y le tapé la boca con mi mano derecha antes de que me gritara.
—Dijiste que te enojaste por qué no te pregunté —me justifiqué con una sonrisa de autosuficiencia —Nunca dijiste que no podía besarte si te negabas.
Los chicos rieron detrás de mí y a ella por un momento se le hicieron agua los ojos. Luego los apretó y volvió a tener esa mirada de decisión que le pude ver hace unos momentos.
Vi a donde se dirigían sus ojos y me imaginé lo que estaba maquinando en su mente como contra ataque. La giré para que me diera la espalda, apoyando su espalda sobre mi pecho, para mantener la parte más sensible de mi cuerpo lejos de sus rodillas, pero bastante cerca de su trasero. Sonreí pervertidamente.
—Ahora discúlpame por mi atrevimiento —negó con la cabeza —Me temo que debo insistir. Por favor siéntate con nosotros —volvió a negar con la cabeza —Esta bien, supongo que quieres conservar algo de tu orgullo e irte de aquí —ella asintió —Y si te dejo golpearme… ¿Te quedarías? —le pregunté casi rogando.
Ella no respondió de inmediato seguramente lo estaba considerando. Debía estar pensando en el placer de propinarme otro puñetazo, mientras a mí me consumían las ansias por conocer su nombre y platicar con ella. Ella asintió, lentamente, con la cabeza.
—Está bien, te soltaré poco a poco —dije y solté el agarre que ejercía mi mano izquierda en su cintura. Mientras quitaba mi mano derecha de sus labios, giro rápidamente y me dio otro puñetazo en el mismo lugar que antes —Auch.
Me sobé más de lo que realmente hubiera deseado para complacerla. Seguramente ella deseaba que su golpe me hubiera roto la quijada o haberme roto la nariz. Y seguramente a ella le duele la mano como mil demonios.
—Por fin una chica se atreve a darte tu merecido —dijo Ryan y la felicitó —Eres mi nueva mejor amiga —aseguró.
—Seguro —me limité a decir mientras sacaba una silla para que ella se sentara. Cuando así lo hizo me senté a su lado —Debo admitir que sí pegas duro —le dije y me sobé de nuevo.
Phil me miró con suspicacia al igual que Ryan, ellos sabían que yo estaba siendo condescendiente con ella. Habiendo sido parte del equipo de lucha en la secundaria puedo soportar mucho más que el golpe de una niña.
—Bueno, te lo merecías —respondió ella —Tu novia está mirando hacia acá.
— ¿Qué? —dije por lo bajo.
—Cree que te estoy seduciendo —los chicos trataron de ahogar una carcajada ante su comentario.
—Ella no es mi novia —le aseguré.
—Se lo deberías de informar, al parecer ella no lo tiene del todo claro.
—Bueno, supongo que tendré que hablar con ella —dije y volví a concentrarme en ella. Sin discreción miré sus piernas. Acomodó su garganta. Volví mi mirada a su rostro —Dime ¿Cómo te llamas?
—_______ —respondió.
—Completo —le dije. Revoleó los ojos.
—_______Cristine Vanes (se lee Cristin Veines) —dijo en su suspiro — ¿Y tú?
—Bruno Peter Mars Hernández [sé que no rima, pero adaptación]
—Un nombre largo —dijo ella y Ryan ahogó una carcajada.
Seguramente estaba pensando en algún doble sentido para su comentario.
—Mi nombre es Philip Lawrence, es un gusto conocerte _____ pero dime Phil —se presentó Phil

Dulce &  Peligrosa ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora